La madrugada del pasado domingo 25 fue hallado el cuerpo de uno de los siete cadetes de la Guardia Nacional que desaparecieron luego de tirarse al mar, en la costa de Ensenada, Baja California, tras recibir una orden de sus mandos superiores.

Los jefes castrenses, al parecer, omitieron las alertas de las autoridades locales sobre el fuerte oleaje en la zona debido al mal clima. Tampoco les brindaron a los reclutas supervisión ni ayuda oportuna.

Las familias de los desaparecidos y del joven rescatado, de 21 años, ya sin vida, coinciden en que se enteraron de lo sucedido por las noticias y que, hasta ahora, ni el Ejército mexicano ni la Guardia Nacional les he informado sobre lo que sucedió.

El cuerpo del Carlos, encontrado por un pescador, yacía sobre las rocas de la playa Mona Lisa, a un kilómetro de la zona de playa del recinto militar El Ciprés. Todavía tenía puesto el pantalón militar y las botas; también las manos y la cara pintadas de color blanco.

Según la primera información oficial hecha pública, el pasado 20 de febrero 11 soldados comisionados a la Guardia Nacional realizaban prácticas en el campo militar El Ciprés, en Ensenada, cuando por el oleaje, siete de ellos desaparecieron dentro del mar, supuestamente arrastrados por las olas.

El próximo 2 de marzo estos jóvenes se graduarían como integrantes de la Guardia Nacional. Los testimonios de algunos de sus allegados apuntan a que un teniente, a cargo del grupo de los cadetes, les dio la orden de que se tiraran al mar como una “novatada”.

Foto: Archivo.

El secretario de Seguridad Ciudadana de Baja California, Leopardo Tizoc Aguilar, confirmó el pasado sábado que la búsqueda continuaba:

“Por tierra, mar y aire, para poder localizar a estas personas que desgraciadamente fueron llevadas al mar y siguen los esfuerzos de todas las instancias como la Sedena, Guardia Nacional y Marina de México”.

Fabiola Lanfar, madre de Carlos, insistió en que la práctica en el mar no era parte de su entrenamiento. “Ellos no son marinos”, dijo. Otras madres como ella denunciaron que los jóvenes también sufrían abuso psicológico, físico y encarcelamiento por parte de autoridades militares de El Ciprés.

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