Los retos de la alianza, Va por México

CONTRAPUNTO

El político debe ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido.
(Winston Churchill)

De un par de años a la fecha, en México los partidos políticos de oposición como el PRI, PAN y PRD se muestran navegando sin brújula, sin entender la importancia de la palabra solidarios, sin compartir objetivos con la sociedad, sin saber colocarse frente a los problemas, sin atender las causas sociales, perdiendo con esto la oportunidad de generar cercanía, de conseguir un papel relevante ante la mirada de los ciudadanos; por el contrario, centraron sus esfuerzos en tratar de denostar a AMLO intentando ligarlo con la palabra populismo, exponiendo públicamente los errores que se cometen en esta administración, con el propósito de señalar este periodo de gobierno como un retroceso económico-social, donde México está perdiendo la visión de futuro.

En contraste, se encuentra el papel que AMLO supo jugar durante muchos años, el de opositor disidente, luchador social, defensor de los más desprotegidos, llegando incluso, a ser considerado como el único capaz de poder saciar el hartazgo ciudadano, de arrebatar el poder a políticos enquistados en el gobierno, que solo se servían a ellos mismos, de combatir la corrupción, esto, en parte por su habilidad para comunicarse con su electorado; con frases como, “Por el bien de todos, primero los pobres”, su estilo le permitía no solo alzar la voz, golpear la mesa o señalar los errores de las administraciones pasadas, también tuvo la destreza de vincular el modelo económico neoliberalismo, como símbolo de riqueza para unos cuantos y sufrimiento de muchos, propiciando el momento adecuado para poder presentar su proyecto alternativo de Nación, donde planteaba un Estado encargado de los derechos básicos de la gente, logrando con esto, un sentimiento de esperanza que no ha sido igualado.

Y es que, llegados los tiempos en las presidenciales de 2018, se conjugaban diversos factores para que AMLO y Morena lograran un nocaut al partido en el poder, por un lado, una población harta de tanta corrupción, por el otro, un político con una marca personal sólida, una narrativa bien estructurada, con acciones claras en beneficio de la ciudadanía que, lo consolidaban como la mejor propuesta.

Con la derrota en las manos, los partidos de oposición pretendiendo ser más competitivos se agruparon en 2021 formando la coalición, Va por México, sin entender que el principal motor para presentarse como un proyecto innovador, es tener propuestas o simplemente respuestas a las problemáticas actuales, reconocer errores y disculparse por ellos, mostrar una mejor perspectiva de cómo construir un país con mayores oportunidades, sin estos pilares, han quedado a merced de la narrativa de AMLO, quien los etiqueta de conservadores o neoliberales, partidos que solo pretenden recuperar sus privilegios, causantes de las diversas crisis económicas, la corrupción, la violencia en el pasado; señalamientos, de los que no han tenido la capacidad de deslindarse para recuperar credibilidad y la confianza de la ciudadanía.

Aunado a esto, en detrimento de la consolidación del proyecto de alianza, Va por México, se encuentran los múltiples problemas que enfrenta Alito Moreno, presidente nacional del PRI, quien fuera acusado de establecer compromisos con el Gobierno Federal, en favor del voto corporativo que permitió al ejército mantenerse en las calles, las investigaciones de la FGR por enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, tráfico de influencias, lavado de dinero, así como el desvío de fondos federales, los escándalos por las filtraciones de audios donde se le involucra en actos de corrupción, los pleitos al interior de su partido, al reformar los estatutos para mantenerse en el poder, todo esto a cargo de la alianza Va por México, quienes tendrían que aprovechar el 2023 para ganar las elecciones de Estado de México, Coahuila y afinar detalles que les permita ser considerados una mejor opción en la sucesión presidencial.