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Historias del Tercer Mundo

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Quién hubiera dicho que cuando la gente de la 4T hablaba de la “revolución de las conciencias” se refería a que, además de violentos, querían volver locos a sus gobernados.

Y es que una cosa es querer etiquetar a todos como “buenos y malos”, “chairos y fifís”, “transformadores y neoliberales” y toda esa sarta de simplezas que suelta el mayor standupero del país y otra la acción, que raya en la criminalidad, de dejar a la población premeditamente sin medicamentos controlados.

Precisamente ahora que las secuelas emocionales del covid, la violencia, la creciente pobreza y el cinismo e ineptitud de las autoridades amenazan seriamente la salud mental.

No conforme con ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende emprender una vez más una guerra personal, valiéndose de su investidura y llevándose entre las patas a millones de mexicanos. Ahora contra los derivados del cannabis.

De repente un día, López Obrador despertó con la idea de que los derivados del cannabis son “inmorales” y recordó que uno de sus archienemigos, Vicente Fox, estaba ganando dinero a costa de ello.

No es inmoral que hayan quemado vivos a 40 inmigrantes, no lo es tener una candidata que robó dinero público, un hermano que recibía sobornos o haber defendido la candidatura de un violador y a una ministra de la Suprema Corte que plagió no una sino dos tesis, nada de eso, ¿pero vender medicamentos, artículos de belleza y suplementos con derivados del cannabis? ¡Pecado mortal!

Los productos que venden las franquicias de Fox, asociado con el actor Roberto Palazuelos, no son ilegales, ya que en México desde el año 2017 se aprobó el uso medicinal del cannabidiol (CBD), un derivado del cannabis que no es psicotrópico y no tiene aplicaciones lúdicas. Se prescribe para el tratamiento de ansiedad, depresión y tratar los síntomas de cáncer, epilepsia neuropatías y dolor crónico, entre otras cosas.

Este es el changarrito de Fox

Se le olvida a López Obrador que fue la fracción parlamentaria de su propio partido en el Congreso de la Unión, ya siendo él presidente, la que propuso despenalizar el uso lúdico de la marihuana, hoy inmoral, y que esto está estipulado incluso en su Plan Nacional de Desarrollo. Es decir, la agenda elaborada por la gente de más confianza de López Obrador, en donde se presentan los objetivos y metas a partir de los cuales se generarían las políticas públicas de su gobierno.

“La alternativa es que el Estado renuncie a la pretensión de combatir las adicciones mediante la prohibición de las sustancias que las generan y se dedique a mantener bajo control las de quienes ya las padecen mediante un seguimiento clínico y el suministro de dosis con prescripción…”, se lee en el apartado 5 dle Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

El diputado federal Hirepan Maya defendió el uso lúdico de la marihuana mientras se “forjaba” en tribuna en mayo de 2021.

Claro, pero nadie había pensado en Fox.

Ya hubo una primera embestida de la 4T contra el CBD, cuando en los primeros meses de la funesta administración de AMLO se revocó el reglamento de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), supuestamente para mejorarlo.

Ya no se acuerda el presidente, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) obligó al organismo a que emitiera otro reglamento a raíz de los amparos que presentaron padres de niños con cáncer, epilepsia y otros padecimientos que pueden paliarse con CBD, porque ya están medicamente comprobados los beneficios que tiene este cannabinoide.

De hecho, la misma SCJN el 28 de junio de 2021 invalidó la prohibición absoluta del uso lúdico de la marihuana. Esto también se le pasa por alto al moralismo del presidente, que resulta anticonstitucional y contrario al libre desarrollo de la personalidad.

Entonces, si no podemos tratar los padecimientos mentales como la depresión con medicamentos controlados porque los laboratorios son unos cerdos neoliberales, si no podemos tratarlos tampoco con medicamentos alternativos como el CBD porque son inmorales, ¿qué nos queda? Estamos ante lo que podría ser el inicio de una crisis de salud mental, carentes de un sistema de salud pública capaz de contenerla o de alguna política pública efectiva contra la depresión o en su caso las adicciones que según las autoridades, son casusas de comisión de delitos.

Estamos sometidos a un gobierno que se dice “el cambio verdadero” y se siente “la esperanza de Méxco”, pero la única esperanza que queda es que logremos sobrevivir a esta locura ultraconservadora, más conservadora incluso que los gobiernos del PAN, como el de Vicente Fox.

¿O será que quieren beneficiar a alguien? ¿Pero quién se beneficiaría con que la marihuana y todos sus derivados permanezcan bajo la sombra de la ilegalidad, se les ocurre alguien?

Pero ya habíamos hablado de esto antes: Legalicen la Maruchan

La autora es doctorante en Desarrollo Regional, maestra en Políticas Públicas

y licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UMSNH.

Ha publicado cuento y poesía y se ha desempeñado como periodista y editora.

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