Pátzcuaro, Michoacán
En la mágica Noche de muertos en Tzurumútaro, Santa Fe de la Laguna y Tzintzuntzan, las calles se llenaron de ensueño y el regreso de los espíritus de los muertos se hizo palpable.
Las familias se reunieron en los cementerios, con cánticos y abrazos, enfrentando el frío calado con el calor humano y espiritual que esta festividad traía consigo.
Las luces titilantes de las velas iluminaban las tumbas de Tzurumútaro, comunidad icónica de Pátzcuaro.
En Santa Fe de la Laguna, altares coloridos adornaban las casas, llenos de ofrendas: comida, bebida, fotografías y objetos queridos que recordaban a los seres queridos que habían partido.
El aroma a copal y cempasúchil impregnaba el aire mientras las familias compartían historias y risas en el cementerio de Tzintzuntzan, honrando la memoria de sus antepasados. El pan de muerto y unos tragos de mezcal eran compartidos con alegría, creando un lazo entre el mundo de los vivos y el de los difuntos.
En medio de las sombras de la noche, se escuchaban murmullos de gratitud y amor en el cementerio, mientras los vivos y los muertos coexistían en un espacio sagrado.
La esencia de la tradición de Noche de muertos se manifestaba plenamente en estas comunidades, donde el respeto por los seres queridos perdura a través de generaciones, tejiendo un vínculo eterno entre el pasado y el presente.
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