Fotos: Juan Antonio Magallán

Morelia, Michoacán

En las plazas públicas e instancias gubernamentales de Morelia, se instalan los altares en honor a los muertos. El aroma a cempasúchil llegó. Todos se preparan para honrar a los que ya se fueron.

Es el preludio de una tradición profundamente arraigada en la sociedad mexicana: la celebración de la Noche de Muertos. En esta ciudad histórica, los altares en honor de los difuntos se erigen con amor y cuidado, dando inicio a un festivo encuentro entre los vivos y los que ya trascendidos.

El aroma embriagador del cempasúchil, las diminutas y coloridas calaveritas de azúcar, el pan de muerto fresco y las jugosas frutas de temporada se convierten en los protagonistas de estos altares.

Cada elemento cuidadosamente seleccionado tiene un significado profundo: el cempasúchil, también conocido como la flor de los muertos, guía a las almas de regreso al mundo terrenal. Las calaveritas de azúcar, pequeñas obras de arte efímeras, representan la dulce naturaleza de la vida y la muerte. El pan de muerto, con su forma redonda y decorativa, simboliza el ciclo infinito de la existencia. Las frutas de temporada, frescas y suculentas, ofrecen un festín a los espíritus que vienen a visitar.

En la icónica Plaza de Armas, las juventudes de diversas instituciones educativas despliegan su creatividad y devoción al montar altares y tapetes florales. Entre risas y conversaciones animadas, estos jóvenes dedican horas a decorar con esmero cada detalle, desde las veladoras titilantes hasta las fotografías de sus seres queridos que adornan los altares. Los curiosos se mezclan con los lugareños, aprovechando la oportunidad para capturar este momento con sus cámaras, inmortalizando la belleza efímera de la tradición.

Cada dos de noviembre, los que ya se fueron regresan en espíritu para danzar, comer y sonreír junto a sus familiares y seres queridos.

Los altares son testigos silenciosos de historias y recuerdos, se convierten en puentes entre el mundo de los vivos y el reino de los muertos, recordándonos la importancia de honrar nuestras raíces y celebrar la vida en todas sus formas y dimensiones.

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