Estocolmo, Suecia

El gobierno de Irak expulsó ayer a la embajadora de Suecia en el país, mientras que una turba incendió la delegación diplomática del país escandinavo en Bagdad, debido a una nueva profanación del Corán realizada por un refugiado iraquí en Estocolmo.

El ataque a la sede diplomática fue realizado por seguidores del influyente líder religioso Moqtada Sadr.

Salwan Momika, de 37 años, pisoteó el jueves el libro sagrado del islam, pero se abstuvo esta vez de quemarlo, como lo hizo frente a la mayor mezquita de Estocolmo el 28 de junio pasado, según un periodista de AFP.

La policía sueca decidió autorizar la protesta en nombre de la legislación sobre los derechos a la libertad de reunión y de expresión.

El ministro sueco de Relaciones Exteriores, Tobias Billström, convocó después al encargado de negocios iraquí en el país escandinavo y afirmó en conferencia de prensa: “Lo que se produjo es totalmente inaceptable y el gobierno condena estos ataques del modo más vehemente posible”. 

Francia y Estados Unidos “condenaron” el ataque a la embajada, y Washington consideró “inaceptable que las fuerzas de seguridad iraquíes no actuaran para impedir que los manifestantes” irrumpieran en el recinto.

La representación diplomática sueca ya había sido asaltada en junio, cuando el refugiado iraquí quemó algunas páginas del libro sagrado en Suecia, pero, en ese momento, los seguidores de Moqtada Sadr salieron rápidamente del lugar.

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