Fotos: Cortesía

Morelia, Michoacán

La maestría para crear un molcajete le ha tomado 36 años de experiencia a Ramiro Morelos González, artesano oriundo de San Nicolás Obispo, tenencia ubicada al poniente de la capital michoacana.

Solamente los paladares más exquisitos reconocen la memoria del sabor que guardan los molcajetes, utensilios para hacer salsas, adobos y moles, que tiene un pasado milenario, pues es utilizado desde la época prehispánica en México, destacó Don Ramiro, mientras presumía sus molcajetes hechos de piedra volcánica.

“A mí y a mis hermanos nos enseñó mi padre a hacer los molcajetes. Ya son 36 años en esto. Hacemos molcajetes tradicionales, hechos a mano y a últimas fechas nos apoyamos de pulidoras para darles formas artísticas”, narró el maestro artesano a Primera Plana MX.

Para hacer un molcajete, Don Ramiro dedica tres horas, señala que fabrica tres al día y cuando no le regatean los precios, los vende a 300 pesos cada uno.

“Los artesanos tenemos manos mágicas, en el pueblo existen más de 100 molcajeteros. En cada pieza ponemos tiempo y algo de nosotros se queda ahí en la pieza”, compartió.

El uso del molcajete requiere de paciencia, es usado por amas de casa, chefs reconocidos internacionalmente, pues aseguran que la piedra guarda el sabor de las semillas, los chiles, el jitomate, la cebolla y el ajo que es triturado en tan importante utensilio para la historia gastronómica de México.

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