Fotos: Colectivas

Morelia, Michoacán

Una reunión emergente con amigos, un hallazgo perturbador en el portaequipaje de un auto, una visita al casino y una presunta amenaza, relató José J., testigo en el juicio oral por el feminicidio de Jessica González Villaseñor, registrado en septiembre de 2020, en Morelia.

A casi dos años de este crimen, continuó la audiencia de debates en el juicio oral en contra de Diego Urik, imputado por el feminicidio, con la exposición del testimonio de su amigo Jahir, que abarca los eventos que siguieron a la muerte de la joven profesora.

Jahir, imputado por encubrimiento por conocimiento, arribó a la sala de oralidad para rendir su testimonio ante el juez Ariel Montoya, que inició con una breve descripción de las condiciones de su relación con Diego Urik, una amistad que se había extendido a lo largo de al menos siete años.

En este contexto, Jahir mencionó que el 21 de septiembre de 2020 recibió un llamado de Diego Urik, al que respondió otro amigo, también de nombre Diego, para reunirse en un sitio donde acostumbraban pasar tiempo juntos.

El motivo de la reunión fue el reciente término de la relación de noviazgo de Diego con una joven, aunque posteriormente se percataron de un estado de alteración en su amigo. En breve se reveló la causa real de esta alteración, que era un cuerpo envuelto en una sábana azul, que en un inicio asumió sería de un animal; luego, al detectar los pequeños pies desnudos, se dio cuenta de que era de una mujer.

“Me asusté mucho, me alejé del sitio y él movió la cabeza en un gesto de decepción; entonces, me pidió ayuda, sin decirme para qué, pero me negué… tenía ganas de vomitar, estaba asustado, pensé que la chica era la exnovia de Diego Urik, así que en cuanto pude le hablé y supe que ella estaba bien”, expuso.

En algún punto, Diego Urik se retiró del sitio, para regresar con el cabello mojado y con otro atuendo y pedir a sus amigos que le acompañaran a su domicilio, a lo que ellos rehusaron.

Jahir destacó que Diego interactuó con su familia de manera normal, les invitó a su recámara, se duchó y les pidió salir nuevamente, “hablaba como si nada hubiera pasado”.

Ya en su vehículo, encontraron una bolsa rosa de mujercon dos asas, en cuyo interior estaba una cartera, de la que Diego Urik retiró 200 pesos. El recorrido siguió en el casino, donde el imputado pasó tiempo jugando Black Jack, mientras sus amigos se quedaron en el área de cajas.

El testigo aseguró que tras esos incidentes no volvió a tener contacto con su amigo y que pensó que se entregaría:

“Pensé que se iba a entregar, estaba consciente del grado de influencia de él, nunca antes hubo problemas, incluso lo consideraba mi mejor amigo”.

Aunque no refirió antecedentes de conducta violenta con las mujeres, Jahir acotó que Diego Urik no se expresaba de forma agradable hacia ellas, ya que las llamaba “perras” y “putas”, además de que aunque se le conocían tres relaciones de noviazgo, solía mantener relaciones sexuales con diferentes mujeres.

Jahir dijo nunca haber tenido conocimiento de la existencia de Jessica González hasta que los reportes de su desaparición llegaron a las redes sociales y los medios de comunicación.

Tras el reconocimiento de los objetos, Ariel Montoya admitió como medios de prueba la sábana azul, la bolsa rosada, el hacha, la ropa y el calzado de Diego Urik, no sin protesta por parte de la defensa, que argumentó la ausencia de mecanismos para garantizar que estos objetos fueran los mismos vistos por el testigo.

La audiencia continuará el próximo 9 de agosto, a las 09:00 horas.

Foto: ACG

Amenazas de la familia de Diego Urik

Durante su intervención, Jahir informó al juzgador acerca de supuestas amenazas en su contra por parte del padre del imputado, quien se encontraba entre el público asistente a la audiencia.

Ariel Montoya informó que se verificarán las grabaciones del proceso y, en caso de detectar la amenaza, se dará vista al Ministerio Público para que proceda en consecuencia.

Jahir aseveró que no es la primera vez que recibe amenazas y que con anterioridad ha sido objeto de mensajes amenazantes, a lo que el juzgador le respondió que deberá denunciar estos incidentes ante la Fiscalía General del Estado (FGE).

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