Alepo, Siria

En el norte de Siria, un grupo de alumnos aprende complejas técnicas de artes marciales, que incluyen patadas estilo mariposa y potentes puñetazos, bajo la tutela de Fadel Othman, un maestro de kung-fu con una sola pierna.

Este joven, de 24 años, dirige una modesta escuela de artes marciales en Abzimu, una localidad en el oeste de la provincia de Alepo, controlada por los rebeldes.

Entre sus 100 discípulos hay huérfanos o niños que han perdido a alguno de sus padres en la larga década de guerra en Siria

Él resultó herido por un disparo de obús en 2015, durante combates entre rebeldes y fuerzas del régimen, en la ciudad de Alepo. Ahora, forma parte de los más de 86 mil sirios considerados amputados de guerra por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El joven, que practicaba kung-fu desde los 12 años, se vio obligado a dejar su pasión. “Sentí que todas las puertas se cerraron frente a mí”, recuerda.

Aunque, durante los 3 años pasados en Turquía, para curarse, continuó recibiendo cursos de artes marciales con entrenadores e incluso participó en competiciones.

En 2021, el atleta decidió abrir esta academia de kung-fu, donde entrena a alumnos de diferentes niveles. Se trata de un modesto gimnasio, con sacos de boxeo y barras de tracción, con las paredes repletas de sus fotografías en torneos.

El joven enseña una serie de ejercicios de calentamiento, y otras técnicas bien exigentes, sin necesidad de usar las muletas; el objetivo, dice, es que sus alumnos retomen la confianza en sí mismos.

Algunos de los videos de Fadel Othman han llamado la atenció de los internautas, quien ven a este joven como un ejemplo de perserverancia y amor al deporte.

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