Armando Salud Mental

Resulta muy interesante saber que un juego muy violento esté teniendo tanto éxito, ya que si nos adentramos a su contenido podremos ver lo sangrienta y mercenaria que es; no aporta aprendizaje que permita el desarrollo mental sano, o bien, una estructura psicológica sana.

Y hago referencia a eso porque la mayoría del público que la ve son jóvenes adolescentes y jóvenes adultos que recién comienzan con sus procesos de aprendizaje, es decir, aún les influye el medio que les rodea o, lo que es lo mismo, esta serie sí influye en el desarrollo de violencia en la conducta de los jóvenes, pudiendo despertar sus impulsos agresivos con las personas que les rodean, familia, pareja, etc.

El Juego del Calamar sigue a personajes desesperados y con problemas económicos mientras compiten en una serie de juegos infantiles, con la esperanza de ganar dinero. Sin embargo, perder significa morir. Además, cuantos más jugadores se eliminen, mayores serán las posibilidades de ganar.

Este juego es un reflejo de las carencias e injusticias sociales que tenemos, y si bien hay un grado de competencia entre ganar y perder, la consecuencia de perder es la muerte en sus diferentes formas de castigo. De cierta manera, pudiera ser la fantasía que como seres humanos tenemos de aquellas personas que son perdedores o que merecen un castigo por sus malas decisiones, o que por delinquir o traicionar deben tener una consecuencia trágica.

Por eso le llamo la fantasía de lo ideal, porque podríamos decir que en el juego ve reflejado lo que internamente quisiéramos hacer, pero por las reglas que nos rigen no lo llevamos a cabo como tal, sino que buscamos formas de hacerlo, aunque no de una forma violenta, como sí ocurre en el Juego del Calamar. En cualquiera de sus formas, pero estamos normalizando la violencia.

Hoy en día, ver normal las conductas que se tornan violentas desde las discusiones con la pareja, agresión a los hijos, peleas con algún conductor de auto que se metió en nuestro carril abruptamente, etc., es lo mismo que pensar que es algo que debe suceder y no hay por qué alarmarse.

Tenemos muy poca tolerancia a la frustración, y los impulsos agresivos están a la orden del día. Socialmente es un indicador de que como sociedad tenemos un hartazgo de los abusos hacia nuestra persona, labores o cotidianidades humanas, y por eso mismo no nos debe extrañar que las programaciones con un contenido violento estén teniendo mucho éxito.

¿Cuál es el riesgo de eso?, que nos encontramos en una falta de identidad y seguimos buscando adoptar patrones y formas de conducta donde nuestros ideales y fantasías crean a esos falsos líderes que manipulan, mienten, agreden y, lo peor, que fomentan una violencia pasiva, esa que nos invita siempre a que, como seres humanos, nos dividamos en diferentes clases sociales. Es como si indirectamente tengamos que agredir y/o despreciar a quien es diferente a nosotros.

Debemos tener cuidado con la identificación que estamos teniendo con estas series, porque son las áreas de nuestra personalidad que debemos corregir y trabajar. La serie no debe ser vista por menores de 18 años y, en el caso de los adolescentes, deben estar acompañados de un adulto porque el cerebro del adolescente aún está en desarrollo y es susceptible de adoptar cualquier conducta sin arraigar el bien y el mal.

Contacto: psicologoarmando@yahoo.com.mx


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