Ciudad de México – Excélsior
La combinación de hidroxicloroquina (HCQ) y azitromicina (AZM) se ha vinculado a importantes riesgos cardiovasculares, incluida la mortalidad, en el mayor estudio de seguridad jamás realizado sobre la HCQ y la HCQ+AZM.
En los pacientes con artritis reumatoide, se comprobó que el tratamiento con HCQ a corto plazo (30 días) no conlleva un riesgo excesivo de complicaciones asociadas a su uso, pero el tratamiento con HCQ a largo plazo tuvo un aumento relativo del 65 por ciento en la mortalidad relacionada con el sistema cardiovascular, en comparación con la sulfasalazina.
La HCQ + AZM tenía un riesgo de mortalidad cardiovascular más del doble (2.19) que el tratamiento comparativo, incluso a corto plazo, según los resultados de más de 320 mil usuarios de esa terapia combinada. Este tratamiento también produjo un aumento del 15 al 20 por ciento en la tasa de angina de pecho/dolor en el pecho y en la insuficiencia cardíaca.
El HCQ, un medicamento utilizado comúnmente en el tratamiento del paludismo, el lupus y la artritis reumatoide (AR), recibió atención temprana durante la pandemia como posible tratamiento de COVID-19. El perfil de seguridad a corto plazo no identificó un exceso de riesgo en ninguno de los 16 eventos adversos graves en comparación con un fármaco similar para la AR, la sulfasalazina (SSZ). El tratamiento de HCQ a largo plazo se asoció con un aumento del 65 por ciento de la mortalidad cardiovascular en comparación con la SSZ.
“La hidroxicloroquina, tanto sola como en combinación con la azitromicina, obtuvo una fuerte consideración como posible tratamiento para el COVID sin un estudio a gran escala de su perfil de seguridad general. Tuvimos acceso a una cantidad de datos sin precedentes sobre este medicamento, y nos alivió no encontrar efectos secundarios preocupantes en el uso a corto plazo de la hidroxicloroquina. Sin embargo, cuando se prescribe en combinación con la azitromicina, puede inducir a la insuficiencia cardíaca y a la mortalidad cardiovascular, por lo que instamos a la prudencia en el uso de ambas”, explica uno de los autores del estudio, Daniel Prieto-Alhambra.
En este estudio se examinó a más de 950 mil usuarios de HCQ mediante registros sanitarios electrónicos no identificados y datos de reclamaciones administrativas durante un período de 20 años. Se recopilaron registros de 14 bases de datos diferentes que abarcaban seis naciones (Alemania, Japón, Países Bajos, España, Reino Unido, Estados Unidos).