Ciudad de México – El Universal
Al policía Auxiliar Ignacio Camacho no le importó si el paciente que la mañana del miércoles intentó arrojarse desde la azotea del Hospital General Enrique Cabrera estaba contagiado de COVID-19 o no, él lo único que quería era evitar el suicidio.
Sin embargo, el enfermo murió minutos después de que tres policías lo bajaran hasta la cama 329 de la que se paró a las 9:30 horas para subir hasta el piso tres del nosocomio —la azotea— para terminar con su vida; un cuadro nervioso, debido a las complicaciones respiratorias que tenía, lo motivó.
El estado de salud del paciente, identificado como Julio César “N”, de 29 años, se complicó a causa del coronavirus, que lo mató, a pesar del esfuerzo de los uniformados por evitar que se arrojara.
Los policías Ignacio Camacho, Víctor Abraham Valencia y María Isabel Montiel, quienes están a cargo del resguardo del Hospital Enrique Cabrera y participaron en la acción policial, se encuentran aislados a la espera de saber el resultado de la prueba de COVID-19.
“No nos decía nada, pues se quería ir”, dice el efectivo, quien junto con sus dos de compañeros, neutralizaron al paciente. Los efectivos Ignacio Camacho y Víctor Abraham Valencia aplicaron la técnica de disuasión; entre palabras que parecían dirigidas al aire, tardaron quince minutos aproximadamente en someterlo para alejarlo de la orilla, del precipicio.
“El compañero Víctor ya se encontraba hablando con el paciente, estábamos cerca de la cornisa. Yo me puse del otro lado para que entre los dos lo persuadiéramos con los protocolos. Entonces, dialogando, logramos acercarnos, lo agarramos del brazo y lo quitamos de la cornisa. Lo bajamos por las escaleras para llevarlo hasta su cama, y ya una vez ahí acomodado, pasamos a la sanitización”, narró el uniformado vía telefónica a EL UNIVERSAL.
El efectivo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) confesó que no sabían que el paciente intentaba atentar contra su vida porque estaba contagiado de coronavirus, pues cuando personal médico activa el código negro, saben que tienen que rescatar una vida.
“En ese momento no se piensa si [está] contagiado o no, la adrenalina es más fuerte que cualquier virus. Para nosotros es salvaguardar al paciente y salvarlo. En ningún momento tomamos en cuenta si estaba contagiado o no, lo que nos movía era actuar para evitar una desgracia”, confesó el oficial Ignacio Camacho, con 25 años de servicio en la corporación policiaca.
¿Les preocupa haberse contagiado?
—No, cuando nos toca, nos toca, [la muerte], y si este es el momento, pues ya, mientras, hay que salvar vidas.
Esperan resultados
Luego de evitar el suicidio, los tres efectivos se sometieron a una sanitización completa y prueba de COVID-19.
Posteriormente, les dieron el día y los enviaron a sus hogares a la espera de indicaciones de sus mandos.
Los tres elementos policiales están a la espera de los resultados de la prueba y en la incertidumbre de saber si se contagiaron.