El Tercer Ojo

Por Arturo Tzintzun Mora

El propio Andrés Manuel López Obrador habría enfrentado a la sociedad mexicana al dividirla entre los que seguían su propuesta de gobierno y los que le tenían aprecio por considerarlo una farsa. De inmediato el famoso “peje” calificó de traidores, retrógrados y enemigos de la revolución a quienes no aceptaban su visión del nuevo México.

Así es que quienes se atrevían a hacer un análisis de su trabajo y no era el resultado final de la simpatía de su secta llamada “Morena” era acusado de fifí, sin importar por supuesto su nivel de pensamiento o su talla intelectual, si no avalaban a la “cuarta transformación” se colocaba en el club de “la mafia del poder”.

Más de alguna vez se ha mencionado que las acciones de Morena ordenadas por López Obrador son un montaje para manipular la realidad que viven los mexicanos, persiguiendo un solo objetivo, hacer pasar a Morena como los salvadores del pueblo y a todo lo que este fuera del partido político como una amenaza para el desarrollo nacional, enemigos del pueblo que buscaban acabar con el país.

El diario nacional Reforma publica una guía oficial del partido Morena para sus bases, en donde indica que durante las visitas del presidente a los actos acompañado por algún gobernador que no pertenezca a la organización, que debe ser abucheado, luego de ser anunciado el mandatario estatal “es OBLIGATORIO (con mayúsculas) emitir sonidos y gritos de desaprobación”.

No son pocos los periodistas, articulistas, columnistas y analistas políticos que ya lo habían apuntado una y otra vez; por supuesto fueron calificados de “fifís”, de enemigos de “la cuarta transformación”, de miembros de “la mafia del poder”, de cómplices de los gobierno alternos a Morena, pagados para desacreditar al nuevo gobierno.

El documento circulado en Hermosillo, previo a la visita de López Obrador, da la razón de las críticas y apuntes de quienes habrían desconfiado de los procesos de Morena recién llegado a tomar las riendas del país en los distintos contextos de la sociedad mexicana.

El punto es muy sencillo de explicar, López Obrador debe aparecer como un estadista, un conciliador y un político de alto nivel que gobierna para todos. Morena busca incansablemente hacerse de todo el poder; el presidente solamente visita entidades que no están gobernadas por su partido, en una campaña electoral eterna, hace ver mal al gobernador en turno cuando la gente desaprueba su presencia, y luego con un discurso falso, les dice a sus huestes que eso del rechazo ha quedado en el pasado y que ahora todos trabajan pro México.

El show aumenta de intensidad en sus distintos actos, ante la inoperancia de López Obrador y la falta de resultados ante la grave situación de gobernabilidad, crimen organizado, violencia, crisis económica y corrupción que prevalece en la nación, Morena opta por la manipulación y la distracción de la opinión pública; ejemplos sobra, juicios sumarios de exfuncionarios de manera cotidiana en sus conferencias de prensa tempraneras, la carencia de gasolina, los señalamientos de corrupción, etc.; pero a punto de cumplir los primeros cien días de gobierno no hay un solo detenido, un solo “pez gordo” tras las rejas o por lo menos con una investigación oficial, es más, todo el círculo cercano de Peña Nieto goza ya de una tranquila y prospera impunidad.

Mientras tanto la violencia ya rebasó los indicadores anteriores y se avecina una crisis económica que pudiera desbancar todas las que México ha tenido y vaya que el país puede presumir de tener grandes crisis económicas.


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