Madrid, España.- Fue un amor fulminante. Dalí y Gala se conocieron un verano de 1929 en una playa de Cataluña. El tenía 25 años, ella 10 más que él, y aunque había viajado por placer desde París junto a su esposo, el poeta francés Paul Eluard, pronto decidió terminar la relación para unirse al por entonces desconocido pintor surrealista. Tres años después formalizaron el noviazgo con un matrimonio, y no se separaron hasta su muerte.
De espíritu libre y hedonista, Dalí pintó a Gala, su musa de origen ruso, una y otra vez: desnuda, vestida, recostada, de espaldas y de todas las maneras en que la imaginó. Ya para 1950, había decidido, incluso, integrarla en su rúbrica. “Firmando mis obras como Gala-Dalí no hago más que dar nombre a una verdad existencial, porque yo no existiría sin mi gemela Gala”, decía en 1977 en una entrevista con el canal español RTVE. Agregaba: “Toda mi pasión está en el amor que siento por ella. No tengo otro sitio para más”.
Alcanzaron a estar juntos casi 50 años: Gala Eluard Dalí murió a los 87, en 1982. El pintor sufrió una profunda depresión. Tanto lo afectó la pérdida, que meses después, en 1983, dejó de pintar definitivamente.
Precisamente hasta esa fecha llega la investigación realizada por la Fundación Gala-Salvador Dalí, que tras 17 años de minucioso análisis, ha publicado en su sitio web (salvador-dali.org) un total de 1.000 pinturas, que dan forma al catálogo razonado más grande jamás realizado sobre el artista.
El ambicioso proyecto comenzó el año 2000 y de las obras inventariadas -todas óleos, quedaron fuera sus acuarelas y dibujos-, aún quedan algunas piezas en estudio, por lo que el número todavía puede aumentar. De todos modos, la fundación ha advertido que tras las casi dos décadas de investigación, es difícil que se localicen nuevas obras que hagan crecer demasiado la cantidad de obras estudiadas hasta hoy.
El catálogo -de acceso gratuito y traducido al español, catalán, francés e inglés-, permite visualizar toda la evolución artística del pintor: desde sus primeras exploraciones plásticas en 1910, hasta su juventud y paso definitivo al surrealismo. Entre las piezas es posible encontrar, por ejemplo, la obra Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo (1943), en la que el artista alude, como tantas otras veces, a la figura del huevo, objeto de especial atención en sus cuadros.
El proyecto, concebido por la fundación como un work in progress que se modifica conforme a los datos facilitados por especialistas, ha considerado materializarse próximamente en un libro impreso.
No obstante, lo más llamativo es que planea expandirse a una investigación referida exclusivamente a sus esculturas, cuyo primer tramo podría estar para fines de 2018. “Estamos trabajando de forma simultánea en un catálogo de esculturas y en el de su obra gráfica”, aseguró hace unos días Montse Aguer, directora de los Museos Dalí. “Pero hay paratiempo, porque son procesos difíciles, arduos y mucho más complicados todavía que los de pintura”, añadió.
Obras desaparecidas
El catálogo publicado por la Fundación Gala-Dalí -que posee una de las colecciones más completas de pinturas del artista español, junto a la del Museo Reina Sofía y el Museo Dalí de Saint Petersburg en Florida- también considera 36 pinturas desaparecidas y otras nueve que fueron destruidas en 1984 durante un incendio en el Castillo de Pubol, el hogar del artista, donde hoy descansan los restos de su esposa Gala.
Tras la muerte de su musa, el pintor se encerró en el castillo sin comer ni beber. Llegó a pesar 47 kilos. Solo pudo salir momentáneamente de la depresión tras el incendio, cuando fue trasladado con graves quemaduras a la clínica del Pilar de Barcelona. Luego fue trasladado a la Torre Galatea junto al Museo Dalí, a pocos kilómetros de su casa.
Ahí el pintor se mantuvo hasta sus últimos días, donde un grupo de artistas y mecenas cuidó de él hasta su muerte, el 23 de enero de 1989, a los 84 años. Tristemente, tras su partida algunos denunciaron que poco antes de su fallecimiento fue obligado firmar lienzos en blanco, que luego fueron vendidos como originales.
Cuestiones como esa, hacen que el catálogo razonado publicado por la fundación sea tan relevante: no es sólo una contribución pública al conocimiento del artista, sino que además constituye una garantía de autenticidad para los propietarios de pinturas del autor, y también para el mercado en general que se ha mostrado escéptico ante aquellas piezas atribuidas a Dalí durante sus últimos años de vida.
Ha sido un trabajo exhaustivo, pero el Centro de Estudios Dalinianos de la fundación sabía a lo que se enfrentaba: cuando iniciaron la investigación, a principios del siglo XXI, habían pocos referentes. Entre estos, acudieron al modelo del catálogo del español Joan Miró, revisado por el propio artista antes de su muerte. También consultaron el de William Turner, realizado por la Tate Gallery de Londres. “Otros proyectos posteriores han seguido nuestro modelo, por ejemplo para realizar los catálogos de los artistas Joaquín Torres García o Roy Liechtenstein”, explican desde la fundación.
Mientras, la institución que preserva el legado de Dalí sigue trabajando por recaudar más material del artista. “Queremos establecer de manera definitiva el corpus de la obra pictórica daliniana (…). Dalí estará a partir de ahora al alcance de todos de forma gratuita y universal”, afirma el organismo.
Fuente: LaTercera