Ciudad de México.- El matrimonio es una etapa larga que supone mucho sacrificio. Además, hay un montón de elementos sorprendentes que pueden complicarlo aún más. Son los factores de riesgo relacionados con el divorcio.
Al igual que sucede con el riesgo de padecer una cardiopatía o un cáncer de mama, estos factores no provocan el divorcio ni mucho menos implican que el matrimonio esté abocado al fracaso: simplemente incrementan las posibilidades de que se disuelva un matrimonio.
Muchos de estos factores (como el atractivo físico o el género de su primer bebé) no se pueden controlar, pero tomar medidas para fortalecer la relación nunca está de más. Pueden ser pequeños retoques (como hacer ejercicio juntos o prohibir los celulares cuando esten comiendo) o cambios de mayor envergadura (como ajustar sus expectativas económicas o aprender a comunicarse mejor).
Sigue leyendo para ver cuántos factores de riesgo reunen tu pareja y tú.
Sus padres se divorciaron
Es más probable que te divorcies si tus padres también lo hicieron. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Psychological Science indica que posiblemente tenga más que ver con las características biológicas de cada persona y no con lo que han vivido y aprendido.
Para llegar a esta hipótesis, los investigadores analizaron a casi 20 mil adultos que fueron adoptados de niños. Lo que descubrieron fue que sus patrones de matrimonio y divorcio se parecían más a los de sus padres biológicos que a los de los adoptivos.
“Han surgido hasta hoy muchos estudios científicos que indican que ver cómo se divorcian tus padres aumenta tu propensión a hacerlo en el futuro”, explica la doctora en psicología Jessica Salvatore, profesora asistente en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, a la revista Health. “No obstante, esos estudios no han tenido en cuenta el hecho de que los padres también han aportado sus genes. Al realizar el estudio con personas que fueron adoptadas en su infancia, es posible estudiar por separado la influencia de los factores genéticos y los ambientales”.
Los factores genéticos a los que se refiere la doctora Salvatore están ligados a rasgos como la impulsividad y la inestabilidad emocional, que se asocian a una mayor probabilidad de divorciarse.
Sus hábitos de consumo de alcohol son distintos
Si compartir una botella de vino es tu plan perfecto para una velada, pero tu pareja prefiere evitar el alcohol, pueden surgir problemas a la larga. En 2014, un estudio de la Universidad de Búfalo (Nueva York) descubrió que las parejas en las que uno de los miembros no bebe y otro bebe mucho tienen entre un 45% y un 55% de posibilidades de divorciarse antes del décimo año de matrimonio, mientras que las parejas en las que ambos miembros (o ninguno) beben, el porcentaje de divorcios ronda el 35%.
Se casaron jóvenes
Según la creencia generalizada (y los preocupados padres de las parejas universitarias), cuanto más tarda una pareja en casarse, más fuerte será su vínculo. Las estadísticas más actuales establecen una especie de escenario más complejo acerca de la mejor edad para casarse, pero casarse a los veintipocos parece ser un factor de riesgo si se compara con la probabilidad de romper que tienen las parejas casadas a los veintimuchos o treinta años.
Sin embargo, pasados los 32 años se vuelve a incrementar el riesgo de ruptura, según un análisis realizado por el Instituto de Estudios para la Familia (IFS en inglés).
Son atractivos
Esto podría explicar algunas de las rupturas de famosos más sorprendentes. Las parejas atractivas lo tienen más difícil para permanecer juntos. Eso es, al menos, lo que defienden los autores de un reciente artículo científico publicado en la revista Personal Relationships: el atractivo físico se asocia a una mayor probabilidad de divorcio.
A través de cuatro estudios, estos investigadores determinaron que tanto los famosos como la gente corriente corren mayor riesgo de divorciarse cuanto más atractivos sean los miembros de la pareja. Además, las personas atractivas parecen ser más vulnerables a la tentación.
Se casaron por todo lo alto
Una boda con muchos excesos puede provocar también la ruptura del matrimonio. Unos investigadores de la Universidad Emory (Atlanta) descubrieron que las personas que gastan más de 20 mil dólares en su boda tienen un 350% de probabilidades de divorciarse en comparación con las personas cuyas bodas cuestan entre 5000 y 10 mil dólares. Las parejas cuyas bodas cuestan menos de 1000 dólares, por el contrario, resultan ser las que menos se divorcian.
Tuvieron muy pronto a su primer hijo
La prisa que se den en tener su primer bebé puede repercutir en la unión de la pareja. Según las estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades(CDC en inglés), las mujeres (en su primer matrimonio) que esperaron para tener un bebe al menos ocho meses tras la boda tienen más probabilidades de llegar a los 15 años de matrimonio que las madres que tuvieron un hijo antes del matrimonio o en los primeros siete meses.
Su primer bebé es una niña
Los estadísticos perciben una mayor tasa de divorcio entre las parejas cuyo primer bebé es una niña en comparación con las parejas cuyo primer hijo es varón. Este dato se ha empleado durante años como una prueba de las preferencias sexistas de los padres, una generalización muy simplista y refutada.
Un estudio publicado en 2014 en la revista Demography sugiere que los matrimonios complicados (los que quizás ya estén rumbo al divorcio) son más proclives a generar bebés niña debido a un concepto conocido como la ventaja de supervivencia femenina: “Es posible que las niñas sean capaces de sobrevivir a embarazos muy estresantes que muchos niños no podrían resistir. Por lo tanto, en matrimonios que ya están en mal estado es más probable que nazca una niña”, justifica Amar Hamoudi, coautor del estudio.
No acabaron la universidad
Sacarse al menos un grado universitario se ha asociado a establecer un matrimonio más firme y duradero. Un estudio de 2012 realizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos mostró que los hombres y mujeres que habían completado un grado universitario tenían un 78% y un 65% de posibilidades, respectivamente, de que sus matrimonios duraran al menos 20 años.
Cuando sus estudios máximos eran el graduado escolar, ese porcentaje disminuía al 41% y 47%. Las mujeres y los hombres con estudios universitarios inacabados mostraron una probabilidad del 49% y 54% de llegar a las dos décadas de matrimonio.
Crecieron sin pertenecer a ninguna religión
Las mujeres que se criaron en un hogar religioso tienen más probabilidades de evitar el divorcio que aquellas sin una educación religiosa. Según un estudio de 2012 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, las mujeres protestantes tenían un 50% de probabilidades de llegar a los veinte años de matrimonio.
Las mujeres católicas presentaban una probabilidad ligeramente mayor, un 53%, y las mujeres educadas “en otras religiones” tenían un 65% de probabilidades. En contraste, las mujeres educadas al margen de la religión presentaron un 43%.
Ya han tenido algún divorcio previamente
Un segundo o tercer matrimonio no está destinado al fracaso, pero sus probabilidades de duración a largo plazo son ligeramente inferiores a las de los primeros matrimonios. El 35% de los matrimonios acaban antes de cumplir los primeros 10 años, mientras que en el caso de los segundos matrimonios, el porcentaje sube al 40%, según la CDC.
Pero, a veces, la tercera es la vencida.
Fuente: huffingtonpost