La diversión de Enrique Peña

¿Cuál será el método de selección de candidato presidencial que el PRI anunciará el viernes? Por supuesto que, por absurdo, hay que descartar eso de que Enrique Peña Nieto y los priístas se “leen la mente” y entonces lo que dice uno, lo convienen los demás. Jamás se sabrá por supuesto de dónde diablos salió esa ocurrencia del presidente, que ya sabe a quién impondrá y sólo está esperando sus tiempos, los suyos no los del priismo.

Si sabemos, sin embargo, que al presidente le gusta el juego “adivina lo que estoy pensando” y con eso se entretiene.

¿Pero en qué se entretendrán los priístas en tanto el mexiquense decide el lugar y la hora de presentar al elegido? Seguramente seguirá la pasarela o desfile de aspirantes que inició el sábado pasado en Mazatlán, Sinaloa, y que en la liturgia (Peña dixit) tricolor significa ni más ni menos que acercamiento con las bases.

Si es así, ojalá dejen de ser tan rígidas las presentaciones y los precandidatos se suelten y dejen correr sus ideas y propuestas. ¡Vaya, que entiendan que ciudadanos y periodistas no sabemos leerles la mente!

Ya dependerá de ellos si se atreven y muestran un tanto de audacia. Recibieron ayer luz verde de su jefe, que en reunión con periodistas, columnistas y conductores de noticieros de radio y televisión, dijo que todo aquel secretario de gabinete que tenga interés de contender por la candidatura está en libertad de dejar el cargo, pues están bien cubiertas sus espaldas.

Aclaró Peña y paró en seco cualquier posible crítica futura: los trabajos y planes de reconstrucción que se siguen tras los sismos de septiembre no obliga a los secretarios a mantenerse firmes en el gobierno; se pueden ir, porque esos programas no dependen de las personas, sino de las instituciones.

Lo escucharon clarito Miguel Ángel Osorio, José Antonio Meade, José Narro, Aurelio Nuño y Enrique de la Madrid, los cinco puestos en el juego “adivina lo que estoy pensando”, que es el que se entretiene Peña mientras desfilan los aspirantes.

Se ve divertido el presidente. Ahora, adivinen lo que está pensando.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

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