Si no fuera el PRI, cualquiera pensaría y diría que ya decidieron que el candidato será José Antonio Mead; si no fuera el PRI, cualquiera apostaría por una fuerte fractura interna una vez que les ordenen cambiar estatutos. Si no fuera el PRI… ¿seguirán así los priistas, tan dejados a la buena y mala de un sólo hombre?

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