Santiago, Chile.- En más de cincuenta años de carrera, Bowie habló de un sinfín de temas con la prensa y los medios. Lo siguiente es una recopilación de las frases más inspiradoras y polémicas del cantautor.

Sucede, con ciertos elegidos, que el mito sigue, profundamente vivo, aunque el cuerpo esté muerto.

En más de medio siglo de carrera, el camaleón de la música nunca dejó de trabajar. A la par, durante todo ese tiempo David Bowie habló de un sinfín de temas con la prensa y los medios. La mayoría de las veces de manera profunda, aunque también con algo de ironía.

Lo siguiente es una recopilación de La Tercera de las frases más inspiradoras y polémicas del cantautor.


Tengo una curiosidad enfermiza. Es lo que me lleva a esa necesidad de escribir y es lo que probablemente me lleva a ver las cosas de una forma algo retorcida. Tiendo a tener una perspectiva diferente del resto de la gente. (Daily News)


No estoy seguro de ser el gurú de nadie. Tengo mucha imaginación. No soy ningún vegetal. Dejo volar libremente mi imaginación. (The Telegraph)


Todos cometemos excesos sexuales en la juventud. (El Mundo)


Creo que he hecho prácticamente todo lo que es posible hacer. Realmente tuve un hambre de experimentar todo lo que la vida tenía que ofrecer, desde el opio hasta cualquier otra cosa. (The Telegraph)


Varias veces, en los años setenta, estuve cerca de la muerte por sobredosis. Por suerte me di cuenta bastante rápido de que no me hacía ningún favor tomando tantas drogas. Necesité algunos meses para cambiar completamente mi forma de vida. Si no lo hubiera hecho, nunca habría conocido los años ochenta. En esa época hablábamos mucho de todo esto con Iggy Pop. Él y yo estábamos hartos de ese estilo de vida, estábamos desencantados por culpa de la droga. Al principio nos divertíamos bastante, pero ya se estaba volviendo siniestro. Lo que no quiere decir que hoy viva obsesionado por mi salud. Fumo y tomo demasiado, no me alimento lo suficiente. Lo que me salva es que limpié mi cuerpo de todos esos productos químicos. Cada vez que voy al médico me sorprende mi estado físico. (Les Inrockuptibles)

Solo puedo hablar desde mi experiencia, insisto: aprendí mucho tomando drogas, mucho sobre mí mismo y sobre la vida. Dicho esto, no aconsejaría a nadie que las tomara. (El Mundo)


De la gente que conozco, los que mejor están son los que llevaron una vida más disoluta, más peligrosa, más excesiva. Los que tocaron fondo y consiguieron volver a la superficie se hicieron muy duros. El ejemplo para mí es William Burroughs. Probó de todo en la vida y va tranquilamente para los ochenta y tres años. No es algo que le aconsejaría a cualquiera. Pero a mí me sirvió. (Les Inrockuptibles)


Quiero ser agradable, en el fondo soy tímido y vergonzoso pero tiendo a escribir siempre desde un punto de vista negativo. Escribo sobre miedo, ansiedad, abandono, más miedo, más ansiedad, más abandono. (Folha)


He llegado a entender que no hay nada que aprender del éxito. Pienso que todo se aprende del fracaso. Así es que me equivoco lo más posible.


Si tengo algún talento, es ese: reconocer lo que es importante y lo que no. Desde muy chico entendí que todo lo que es fundamental para la sociedad siempre viene de la periferia. Enseguida me di cuenta de que el mainstream es tirano. Todo lo que chupa se disuelve, se vacía de sentido, se vuelve inútil. (Les Inrockuptibles)


Hubo un tiempo en que los cantantes de rock nos creímos dioses y pensábamos que íbamos a poder cambiar el mundo. Han pasado veinte años de todo eso y ya vemos cómo estamos. (El Mundo)


Siempre tuve la necesidad urgente de ser algo más que un humano. Me sentía muy poca cosa como un humano. Pensaba, “al diablo, quiero ser súper humano”.

Cada momento se reemplaza tan deprisa por el siguiente que todo se convierte en una sucesión interminable de pequeños ahoras. (El País)


Después de la barrera de los cuarenta me empecé a sentir mucho mejor. Fue una época delicada y algo incómoda. Tenía la espantosa idea de estar perdiendo la fuerza de la juventud, pero desde que me bajé del barco me empecé a sentir mucho más liviano de lo que me habían anticipado. Mi ventaja es que nunca perdí el interés por la sociedad y su cultura. Tengo a mi disposición un amplio repertorio de pasiones que saciar. Mucha gente de mi edad se desconecta, consideran que todo esto ya no es para ellos. No soporto andar con gente que ve lo mejor de su vida en el pasado, hace veinte años. No quiero escuchar: “¿Te acuerdas de cómo era en esa época?”, se sobrentiende que uno dejó de vivir en un momento preciso. Hay suficientes cosas apasionantes en mi vida actual como para cargar con el peso de la nostalgia. (Les Inrockuptibles)


La fama no sirve para nada más que conseguir una buena mesa en un restorán.


Haz lo mejor de cada momento. No estamos evolucionando. No estamos yendo a ningún lado.


Como artista, creo que no se trata siempre de solo darle expresión a mi trabajo. Lo que realmente quería, por sobre todas las cosas, era poder contribuir de alguna manera a la cultura en la que vivía.


No soy un tipo que tenga la necesidad de que alguien esté valorando mi trabajo de manera alguna. Trabajo solo para mí.


Tengo una incurable curiosidad por todo lo que sea nuevo. En el sentido más puro de la palabra, soy un vanguardista. Me gusta observar cómo la sociedad y la cultura van avanzando. Algunos amigos prefieren escuchar música de los sesenta toda la noche. Yo no. Cuando era chico me interesaba la vanguardia por esnobismo. Pero le terminé agarrando el gusto. Por ejemplo, hace más de tres años que me apasionan las rítmicas drum’n’bass. Para mí, desde el reggae, es el ritmo más excitante, ideal para el fin del siglo XX: un ritmo que toma en cuenta la fragmentación, el caos y el pulso de nuestra sociedad. (Les Inrockuptibles)


Cuando ya no podamos controlar a la tecnología, necesitaremos llegar a casa y tocar algo de madera. Eso es el rocanrol, es madera, está vivo.


La verdad es que no existe ningún viaje. Siempre estamos llegando y yéndonos al mismo tiempo.


Creo que cosas como el derecho de autor no van a existir en unos años más. Ojalá los músicos estén listos para tocar en vivo, porque será lo único que va a quedar.


El futuro le pertenece a quien pueda oírlo llegar.


Odio dormir, prefiero estar despierto y trabajando todo el tiempo.


Hitler fue una de las primeras estrellas de rock.


Ziggy Stardust pertenecía a su tiempo y no significa nada para los jóvenes de hoy, pero para aquella generación representó algo muy libre de lo que me enorgullezco mucho. (Quem)


Para mí, cada disco es parte de mi proceso de creación constante, que no se frena o acelera en función de mis compromisos discográficos. Ahora sigo escribiendo y hace ya meses que terminé el disco. Lo que ocurre es que los temas nacen en contextos diferentes, y eso es lo que impregna la música. Mi álbum anterior, Heathen, lo compuse en las montañas, y quizá por eso destilaba una cierta melancolía, una sutileza espiritual que no se produce en Reality. Este disco se gestó en Nueva York, en el sur de la ciudad, y lo que transmite es la pulsación de la calle, esa sensación de tensión permanente que mueve a sus ciudadanos. (El País)

Varias veces toqué antes de los Who, que en esa época se llamaban The High Numbers. Me fascinaba la manera que tenía Townshend de maltratar a su guitarra y de usar el feedback como un sonido en sí mismo. En cambio, nunca me identifiqué demasiado con esa canción, “My Generation”, simplemente porque nunca tuve la sensación de pertenecer a una generación, no me sentía representante de una edad en particular. Los demás adolescentes se reconocían en esa letra, en el miedo de envejecer; yo no. Veía más allá, seguro de que el rock tenía el potencial necesario como para convertirse en una nueva forma de arte. Mi idea era organizar un encuentro entre el cine, las artes plásticas y la música popular. Ya en ese entonces no consideraba al rock como una propiedad exclusiva de los adolescentes. (Les Inrockuptibles)


Yo no tengo nada que ver con la industria del entretenimiento. Puedo mirar hacia ese mundo desde la periferia, no soy parte de una moda, ni conozco otros entertainers ni me relaciono con ellos. Intento mantenerme alejado de ella. Creo que es muy peligroso para un artista, mejor dicho, creo que es muy peligroso para mí dejarme engullir por ese mundo. Mira a Britney Spears, mira a Beyoncé, la forma en que cantan, en que se mueven… todo estudiado y coreografiado por otras personas. Es aterrador. Para poder escribir con algo de calidad, tengo que mantenerme al margen de todo eso. (El País)


Nunca me gustó Sinatra, nunca fue importante. Representa una idea del estilo de vida norteamericano y yo me siento profundamente no-norteamericano. No conozco un solo músico que sea tan europeo como yo. Yo era el único que podía cantar “I’m Afraid of Americans”. Yo encarno a Europa. (Les Inrockuptibles)


Entre el 83 y el 87. Creo que fue el único momento en que la industria y yo nos dimos la mano, aunque nunca fue una amistad con visos de consolidarse. Sentía la presión de las expectativas puestas sobre mí e intenté no defraudar. Fue un error. Por primera y única vez en mi vida escribí para una audiencia, y eso es el beso de la muerte; la única manera de ofrecer calidad es escribiendo para uno mismo. (El País)


No sé dónde iré desde acá, pero les prometo que no será aburrido.

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