José Cacho
Morelia, Michoacán.- Gran afluencia de visitantes se registró en el último día del Tercer Encuentro Nacional del Mezcal en la Casa de la Cultura.
Aquel destilado de maguey se disfrutó en el patio principal con gran aceptación; un elixir que nació según la cultura náhuatl de un rayo que estampó con fuerza una planta y desprendió de esta el líquido que fue fermentado y después destilado para convertirse en una bebida que toma presencia entre el público mexicano.
Ana Paola Bermúdez y Senorina Arreola pertenecen a dos generaciones de la casa productora del Mezcal Palomas Mensajeras, la cual en sus más de 40 años ha mantenido su procedimiento artesanal para hacer la bebida etílica.
Las productoras señalaron que su marca combina la mezcla de tres variedades de maguey, obteniendo un sabor inigualable que se fabrica en la ribera del Lago de Pátzcuaro.
Entre la multitud, unos stands más adelante, la señora Rocío Facio de la vinatería Piedras de Lumbre explicó que el proceso del mezcal se lleva a cabo en hornos de piedra que se tapan con tierra y arena para cocer el corazón del maguey.
Expuso que del producto cocido se obtiene el jugo que se fermenta gracias a los microbios que convierten el azúcar en el alcohol que posee el Mezcal; finalmente se destila y se obtiene el liquido final el cual se puede curar con alacranes, víboras, o pechuga de pavo y añejarse si se desea.
Gustavo Contreras, maestro mezcalero de Durango, destacó que el mezcal se toma “a besos”, ya que así se apreciará su cuerpo y la forma que calienta la garganta; así se puede apreciar el sabor del agave y no caer ebrio en el intento.
Aconsejó que dos a tres mezcales es la medida perfecta para disfrutar de la noche, porque al exceder esa medida el licor hace que seas poseído por la divinidad del maguey.
Contreras fue galardonado con el primer lugar del encuentro por dos de sus mezcales, de la variedad de maguey cenizo con 46 y 49 por ciento de alcohol.
Así fue esta tarde familiar, en la que la Casa de la Cultura se engalanó con las variedades del mezcal que ahora formarán parte de las cavas o reservas de las familias de Morelia, que apoyaron a la economía local bajo el sabor aguardientoso del destilado artesanal.
