La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) llega hoy a su centenario y el mejor homenaje que se le puede hacer es liberarla de los grupos de provocadores, reorganizar su vida interna e iniciar el proceso -por largo que sea- de extirpación de los males que la aquejan, llámense sindicales o porriles, y fortalecer su institucionalidad a fin de blindarla de los intereses políticos externos que durante años han erosionado la vida universitaria.

Lo que hemos visto en las últimas seis semanas, durante la toma de las instalaciones universitarias por sombríos personajes que minan cualquier intento de entender su dizque movimiento por más espacios en las facultades y escuelas de la Nicolaita, son episodios que deben superarse en el campus, desterrarlos y abrir paso al diálogo y al acuerdo, que deben ser la esencia de nuestra máxima casa de estudio, rica en el debate y la discusión de las ideas.

La sinrazón, la torpeza de las insinuaciones y la vaguedad del lenguaje viscoso que caracteriza a estos jóvenes rijosos conmueve -por su ignorancia- e irrita. Su imagen ensombrece y altera las líneas históricas de la lucha social, cualquier cosa que signifique lo anterior: encapuchados la mayoría de ellos, armados con cadenas, tubos y palos; sin claridad en sus demandas, los identifica el exabrupto y se escucha la sandez:

“Somos herederos directos del testamento de don Vasco…” !No, así no se puede! Rollo, rollo y rollo, palabrería sin sentido de estos pobres muchachos utilizados por quién sabe quien.

Y no, definitivamente, eso no se merece la Institución Nicolaita. Esas imágenes no se merece Michoacán.

Atónitas se quedaron las autoridades universitarias que, encabezadas por el secretario general de la UMSNH, Salvador Garcia Espinosa, decidieron ayer por la tarde recuperar en forma pacífica su campus; boquiabiertos se quedaron los reporteros, y patidifusos seguramente los miles de ciudadanos que por redes pudieron presenciar la entrada de los funcionarios a los terrenos de la UMSNH.

En fin. No ha de ser, no debiera ser más la Universidad Michoacana espacio para la estulticia.

La autoridades de Rectoría, en tanto, tomaron la decisión correcta. En la víspera de los 99 años había que recuperar el campus. Y lo hicieron de la mejor manera: pacíficamente, acompañados por maestros y estudiantes, evitando la confrontación y sin caer en la provocación.

Más porque ya no se trataba de un movimiento de rechazados, más porque las casas del estudiante se han replegado, más porque la mayoría de quienes permanecían atrincherados en el campus están identificados como infiltrados, provenientes de grupos de desestabilización de las alas radicales de la CNTE y los normalistas y sus grupos de choque.

Si, ya era tiempo de recuperar la universidad. Por eso, cuando al anochecer hizo su arribo el rector Medardo Serna y se instaló en sesión permanente el Consejo Universitario, se oyeron las voces de la sensatez y la prudencia.

El llamado al diálogo y al respeto de la máxima Institución educativa del estado fue una bocanada de aire fresco. La esperanza de la vuelta a la cordura.

Que así sea. Es lo deseable. Y que este miércoles 19 de octubre de 2016 -en la cercana celebración del centenario- marque en el calendario el inicio del proceso para la extirpación de los males… Por largo que sea.

Lo leyó usted en primeraplananoticias.mx

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