FOTOS:Asaid Castro. ACG

Daniel Gerardo Rangel, originario de Quiroga, es, sin dudas, uno de los puntos de atracción y de magia del pabellón artesanal del Festival Michoacán de Origen. Y no podía ser de otra forma, él se dedica a la elaboración de rompecabezas y juguetes didácticos, y en tal empeño, ha sentado cátedra por su picardía, sensibilidad y buen gusto. Los clientes que se acercan compran sin indagar mucho.

En declaraciones formuladas a Primera Plana mx cuenta:

“La madera le trabajé desde chico como muchos habitantes de Quiroga, y lo seguí haciendo, a pesar de que con los años empecé a estudiar y a trabajar en otras cosas”.

“Mi mamá fue la que me impulsó. Me decía: ‘Vete con José Padilla para que te enseñe a pintar caballos, aunque no te pague, allí tienes que aprender’ o ‘vete con tu tío Marcos para que te enseñe algo de carpintería’. Así era antes, yo definitivamente me quedé con la madera”.

¿Cómo se hizo carpintero?

Empecé trabajando en la contabilidad, pero no me gustó, después fui catador de vino y me encanto, hasta que sufrí una caída y empecé en la carpintería para descubrír que lo que realmente me gustaban eran las miniaturas.

Compré un terrenito en el pueblo de Ojo de Agua, municipio de Tzintzuntzan, y puse un taller bien tranquilo que me ha dado muchas alegrías.

Destreza, agilidad mental y… mucho más

En las mesas donde Gerardo Rangel exhibe sus rarezas y curiosidades podemos encontrar un rompecabezas de nueve piezas en forma de flor y otro de 19 pedazos de madera, los cuales requieren de mucha paciencia y lógica para poder armarlos.

A continuación, vemos un tráiler bien diminuto, pero con todas sus partes muy bien trabajadas, y un juego con los cuatro colores básicos que están colocados en igual número cubos de seis caras por lo que se repiten. Se trata de un reto individual y gana la persona que logra ordenar los cubos sin que se doble ningún color.

Aunque no todos los juegos de este maestro carpintero son diminutos, en una de las mesas vimos un gigantesco octaedro, (tiene 8 lados iguales), un rompecabezas de 51 piezas que puede quitarle el sueño a cualquiera y un singular dominó español, junto a la llamada Torre de Hanoi que es, en realidad, un algoritmo de Matemática diseñado por el francés Édouard Lucas.

Su juego estrella parece ser El que pierda lava los trastes… El que pierda paga la cena… El que pierda paga el trago…

Sí, es muy divertido y se vende mucho. Deben jugar 4 jugadores o al menos 2. Parecer un ring de boxeo y en cada lateral hay números del 1 al 10. El primer jugador tira los dados y le sale, por ejemplo, el 8. Entonces, puede suprimir el numero 8 o buscar una combinación (5 y 3 o 7 y 1). Vuelve a tirar y le sale el 11 y suprime el 10 y el 1 y así hasta que finaliza su turno. Los otros jugadores hacen luego lo mismo. Gana el que menos punto dejó acumulados.

Los jugadores platican, se divierte, se relajan y arman escándalos (RIE).

¿Tiene usted un punto de venta fijo a donde sus clientes pueden acudir?

No lo necesito, la Casa de las Artesanías me da lugares en ferias en Morelia y en otras partes del estado. También integro delegaciones que representan a nuestro terrritorio en otras ciudades del país y a nivel internacional. En julio, por ejemplo, me voy a Aguascalientes para participar en una feria de creadores michoacanos.

Usted es el primer miembro de su familia en dedicarse a este oficio, es un precursor. ¿Piensa en dejar un legado?

Sí, ya estoy enseñando a unos sobrinos y a otros muchachos. Mis hijos están en Estados Unidos, no les interesa este trabajo. Me resulta difícil agarrar ayudantes, porque este es un trabajo muy preciso y las personas quieren hacer todo rápido. Me dicen: “Es que eres muy delicado”. Y yo les respondo: “Yo no soy delicado, solo hago mi trabajo”. Hace falta mucha paciencia.

Qué tal le va en el Festival Michoacán de Origen… veo que no se está vendiendo mucho… se ven pocas gentes…

Así es, si haces una encuesta casi todos los artesanos se van a quejar. Vienen siempre los mismos creadores con los productos de años anteriores y eso atenta contra el interés de la muestra. No podemos estancarnos, hay que sacar cosas nuevas, diferentes. Hay que innovar.

Qué sugiere usted para que el año próximo el pabellón artesanal tenga más vida…

Hay muchos compañeros en Michoacán y en los alrededores que hacen artesanías muy bonitas, pero, es muy difícil que lleguen a este festival, porque los artesanos que están aquí “tienen su hueso”. Se deberían hacer concursos de todos los creadores del estado y lograr una mejor selección. Hay muchos que buscan una oportunidad para estar aquí. Los estamos desperdiciando.


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