Morelia, Michoacán
Alrededor de 20 mil personas han sido deportadas a México desde Estados Unidos durante 2025, refirió Édgar Corzo Sosa, especialista e investigador en migración y derechos humanos.
En conferencia brindada por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), este miércoles, Édgar Corzo explicó que se estima que la cifra de personas deportadas de Estados Unidos a México tras el arribo de Donald Trump a la presidencia estadounidense asciende a 20 mil, sin que se tenga plena certidumbre de su nacionalidad de origen y destino.
Corzo Sosa expuso que esta política ha implicado retos importantes para México, principalmente porque implica tratar el síntoma y no la causa de una problemática que para su resolución precisa no solamente de políticas de estado, sino, sobre todo, de la cooperación internacional.

Y es que la situación de la migración “se mantendrá mientras permanezca abierta la llave, y cuál es la llave, pues las causas de la migración, que son principalmente tres: la violencia, el cambio climático y la necesidad de atender problemas de salud, podrán ponerse muros o desplegarse elementos de seguridad, pero mientras la llave esté abierta los flujos migratorios encontrarán la manera de mantenerse activos”.
Agregó que es necesario dar una atención al tema de la migración internacional, especialmente la que se lleva a cabo sin documentación que acredite una estadía legal, con perspectiva de derechos humanos, ya que no es viable retornar a las personas a sus países de origen para que experimenten las situaciones de violencia, cambio climático y deficiencias de salud, entre muchas otras que motivaron su determinación de buscar oportunidades en otros sitios.
Para ello, insistió, se requiere de políticas que trasciendan las fronteras administrativas y geopolíticas e incentiven la resolución de las carencias en los lugares de origen de los flujos migratorios, pero también condiciones dignas para los migrantes en tránsito, en su destino y al momento de ser retornados.

Esto último conlleva llevar a cabo, más que un simple retorno o deportación, una reintegración de las personas a sus países de origen, en ocasiones, luego de décadas de permanecer en otros espacios.
Cuestionado sobre la pertinencia de implementar mecanismos para identificar la procedencia de los migrantes internacionales a su paso por México, Édgar Corzo reconoció que es muy complicado, ya que se tendría que preguntar a los consulados y embajadas, lo que puede tomar mucho tiempo y a los migrantes solo se les puede retener por hasta 36 horas o emitir una hoja de salida con cumplimiento máximo de 20 días, tiempo en el que pueden alcanzar la frontera norte para buscar ingresar a Estados Unidos.
Recordó el caso de los flujos haitianos hacia México, donde los migrantes afirmaban a las autoridades mexicanas ser africanos y no poseer documentos, pero al presentarse ante las autoridades estadounidenses exhibían su pasaporte y afirmaban ser ciudadanos de Haití.

Precisó que México ha pasado de ser un país de origen y tránsito de migrantes internacionales muchos de ellos sin documentación que acredite su legal estadía, a ser un país de retorno y de permanencia no necesariamente viluntaria a mediano y largo plazos, ante el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump.
En ese contexto, reiteró, México y el mundo enfrentan retos importantes sobre cómo tratar las causas de la migración, dar atención a los flujos migratorios en su tránsito, y su atención al llegar a sus países.
Édgar Corzo es visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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