Fotos: Fátima Paz

El hogar de Miguel Ángel Melchor Raya y su familia luce abarrotado de devotos católicos y curiosos, luego de que el pasado domingo por la mañana saliera emocionados a las calles a informar a algunos de sus vecinos que la imagen de la Virgen de Guadalupe que resguardaba en su comedor había derramado lágrimas de sangre.

Desde la tienda de abarrotes que precede al domicilio de Miguel Ángel Melchor, en la colonia Obrera, flores y veladoras, entre las emanaciones del copal, acompañan la efigie de la Morena del Tepeyac, en cuyo rostro se pueden observar las marcas de las lágrimas, aparentemente de sangre, que habría derramado por, hasta ahora, única vez el pasado 2 de junio.

“Fue el domingo, muy temprano salí de mi casa para votar, pero todavía no habían abierto las casillas, así que regresé, abrí mi negocio y mi hija me ofreció de desayunar; entonces, ella y su pareja me llamaron porque la Virgen lloraba, y al ingresar al comedor, pude ver las lágrimas de sangre que corrían por su cara”, relató.

Pasado el impacto inicial, salió a informar de los hechos a vecinos conocidos por su fe, quienes sugirieron dar aviso al padre de la iglesia local.

“Vino el padre Chuy, y tocó la cara de la Virgen, para luego decir que tendría que dar a conocer el hecho a la Arquidiócesis de Morelia, para que constataran la autenticidad del hecho”, precisó.

Así, en los últimos días, decenas de fieles y curiosos han tocado la puerta de Melchor Raya para solicitarle ver a La Guadalupana, que ha decidido manifestarse en Morelia.

“Yo no sé por qué nos eligió, todos somos pecadores, pero recibimos esta bendición con agradecimiento y con las puertas abiertas para que quienes así lo quieran vengan a ver a la Virgen.

“Sin embargo, también estoy consciente de que esta bendición conlleva un gran compromiso, especialmente en un momento en que la fe de muchos flaquea”, destacó.

Muchos acuden a los pies de la Morena del Tepeyac a rendirle honores, pero también a tratar de verificar la autenticidad del llanto de sangre, aún personas que rechazan tener una filiación católica.

Y aun éstas, aseveró Miguel Ángel Melchor, salen conmovidas de su casa, en un acto de devoción y emoción.

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