Transformando
El pasado domingo vimos el segundo debate de los candidatos a la Presidencia de la República, desde que finalizó, y aún durante los primeros días de la semana he escuchado a analistas, voceros, políticos y ciudadanos en general, debatiendo acerca de quién ganó, o quién perdió el debate.
La mayoría de los análisis son basados en los adjetivos y descalificaciones que se dieron principalmente las dos candidatas. Claudia Sheinbaum, siguiendo el guión, parecía que estaba dando un informe de gobierno del presidente López Obrador, todo basado en logros o por lo menos acciones de los últimos cinco años.
Sin embargo, por respeto a los ciudadanos, este debate debió haber sido para propuestas, no para escuchar una mañanera, lo cual aumenta la teoría del regaño del presidente López Obrador a Claudia por no haberlo defendido en el primer debate.
Por otro lado, la candidata Xóchitl Gálvez, con un mejor manejo de los tiempos y mostrándose más cómoda, respondió preguntas ciudadanas basándose en su paso como encargada de pueblos indígenas, además de responder algunos ataques acerca de la empresa de su esposo, pero principalmente generando cuestionamientos hacia la candidata oficialista, que iban desde explicar por qué se apropió de una casa, del dinero recibido por su exesposo Carlos Imaz, el problema de agua en la Ciudad de México o la falta de mantenimiento del metro, incluso llegó a llamarla la candidata de las mentiras y narcocandidata.
Por otro lado, la respuesta más fuerte de la candidata oficial fue llamar corrupta a Xochitl. En un lejano tercer lugar, Álvarez Máynez conectó mejor con los primeros votantes, con un cierre emotivo, con la visión de su hijo Luciano, del Mexico que le gustaría ver. Al final de cuentas, no han entendido que el nivel de política de este país, cada vez lo hacen más bajo, porque si nos vamos al debate, entonces de las dos punteras tendríamos que decidir entre la corrupta o la narcocandidata y con esos adjetivos, ninguna de las dos me gusta para México.
Ahora, si nos vamos a propuestas, que es de lo que menos se habla, los planteamientos, siguen siendo populistas y sin sentido, iguales a los que escuchamos en aquel 2018, que nos decían que iban a encontrar a 43 normalistas vivos o que se iba a acabar la corrupción o el problema de inseguridad en este país, promesas de campaña que sabíamos que no se iban a cumplir y que hoy lo confirmamos.
Escuchamos propuestas que iban desde la reducción de la jornada laboral sin estímulos fiscales, lo cual generaría una crisis en los pequeños y medianos negocios, un salario mínimo universal de 10,000 lo que sería ideal si existieran las condiciones, sin embargo, hoy no hay viabilidad para hacerlo, sin quebrar empresas, construir cientos de kilómetros de vías ferroviarias, que seguramente no queremos más, como el tren maya, o proponer que no paguen impuestos los que ganan menos de 15,000 pesos al mes, lo cual haría un boquete en las finanzas públicas.
De todos los candidatos escuchamos propuestas sin sentido, o por lo menos sin explicar cómo lo pretenden lograr, eso ya nos pasó, y no nos fue muy bien.
POSDATA:
“La política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”:
Charles de Gaulle.
¡Es tiempo de los ciudadanos!!! No de los políticos ¡!!
Abelardo Pérez Estrada
Empresario, Analista, Expresidente CANACINTRA