De acuerdo con la Fiscalía de Morelos, el obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, de 78 años, fue víctima de un secuestro exprés por algunas horas y de un robo de su patrimonio.

Fuentes que pidieron el anonimato confirmaron que los delincuentes vaciaron las cuentas bancarias del prelado y le robaron una camioneta, para luego liberarlo.

El abogado del obispo, Pedro Ramírez, destacó que éste no presenta indicios de contusiones, pero sí de haber sido drogado.

Salvador Rangel acudió por su propio pie a hospitalizarse por tener baja la presión en el Hospital General de Cuernavaca, Dr. José G. Parres.

De acuerdo con información oficial el obispo salió del fraccionamiento Las Fincas, en el municipio de Jiutepec, y se le vio en un lugar conocido como Pizzeta Tradicional Uní-ks, establecimiento que se encuentra en la colonia Tres de Mayo, municipio de Emiliano Zapata, en Morelos.

Ayer lunes 29 de abril la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó sobre la desaparición del obispo emérito, de quien perdieron el rastro el pasado sábado 27 de abril, luego de que se trasladara a Tixtla, Guerrero.

Las alertas de la CEM se encendieron debido a que el religioso fue mediador entre los grupos criminales Los Ardillos y Los Tlacos para detener la violencia contra comercios en Chilpancingo.

Después de estos sucesos el prelado comenzó a recibir amenazas de muerte, según sus propias palabras.

“Sí, exactamente, incluso estoy amenazado, y le voy a decir hasta sentenciado a muerte, yo no sé si por el gobierno o estos capos, pero yo sigo en la línea, incluso estuve a punto de reunirme con ellos hace dos días, con un grupo, pero hubo un incidente y ya no lo pude hacer”, declaró a un medio de prensa nacional.

Tras la localización del obispo, el fiscal de Morelos, Uriel Carmona, indicó que éste se encontraba en buen estado de salud, aunque esperarían a que descansara para obtener una declaración formal.

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