Hace unos meses comenté en esta columna que uno de los grandes problemas con los que se iba a enfrentar una candidata como Xóchitl Gálvez, iba a ser el lastre de tener que negociar con los líderes de los tres partidos de la oposición.

Me refiero a Alejandro Moreno por el PRI, Marco Cortés por el PAN y Jesús Zambrano por el PRD.

Me explico: las dirigencias de los partidos políticos de cualquier color están acostumbrados a convertirse en los Dioses en las elecciones, porque ellos son los que ponen a su conveniencia a los candidatos a gobernador, presidentes municipales y legisladores.

De esta forma, en cuanto el prospecto resulta electo, llega a ejercer sus funciones con un “jefe” durante todo su mandato; para entendernos, la mayoría de ellos, tienen más lealtad a su “jefe” que a los electores que confiaron en ellos.

Estos dirigentes condicionan el apoyo y los recursos del partido a los candidatos solicitándoles, en caso de ganar, algunos cargos, secretarías, notarías o hasta puestos de directores en escuelas; recordemos el caso ventilado del dirigente del PAN, que hasta por escrito lo puso.

En el fenómeno generado por Xóchitl Gálvez, cuya candidatura no se la debe a ningún partido y los partidos se convierten únicamente en el vehículo, es más difícil controlarla y a su vez se vuelve peligroso hacer campaña con estos partidos.

Lo digo, porque no necesariamente Xóchitl representa los intereses de los caciques de los partidos políticos y entonces ellos podrán actuar de cualquier modo, incluso negociar con Dios y con el Diablo, con el objetivo de beneficiarse.

Otro caso similar es el de Alfonso Martínez actual presidente del municipio de Morelia, la capital michoacana donde él ya ha logrado un posicionamiento, incluso llegó a ser presidente municipal sin el apoyo de los partidos políticos en su primer periodo.

Lo anterior generó en los presidentes de partidos locales desventaja para negociar, porque Alfonso los necesita menos que algún otro posible candidato.

Debido a lo anterior, lo que les queda a los dirigentes estatales es pichicatear el apoyo, amenazando con no ir en alianza o candidatura común, aun sabiendo que, en forma individual no podrían ganar, incluso, podrían estar beneficiando al candidato de Morena, ya que debilitarían la candidatura de Alfonso Martínez para la reelección.

Es por eso que, a unos días de registrar la candidatura común, el jaloneo entre el PRI, PAN y PRD es tan fuerte y mediático porque quieren presionarlo de alguna manera para lograr posiciones.

Hoy tanto el PRD como el PRI saben que no le ganarían la presidencia municipal a Alfonso Martinez, sin embargo, amenazar con no ir juntos, se le dificultaría.

Últimamente ha trascendido que el PRD tampoco iría en candidatura común con Alfonso Martinez debido a las exigencias del cacique panista Marco Cortés, tal como lo ha hecho en otras candidaturas.

Lo triste de la historia es que continuamos viendo en nuestra incipiente democracia que las decisiones de las candidaturas no se basan en quién podría dar mejores resultados, sino en quién se pueda convertir en la mejor opción para beneficiar a los que se creen dueños de los partidos.

Desde hace tiempo hago un llamado a los militantes de los partidos políticos, esos que se sienten orgullosos de tener una credencial de alguno de ellos, es momento de que exijan un relevo si no se sienten representados por alguno de estos personajes y no permitir que sigan adueñándose, no sólo del dinero y cargos, sino de los ideales con los que se fundaron los partidos a los que con orgullo ustedes pertenecen.

Pala: herramienta de mano que se utiliza para excavar.

Ceci Flores, madre buscadora, se presentó en palacio nacional, buscando al presidente Andrés Manuel, para entregarle la Pala de Mando, para que, aunque sea al final de su sexenio, tome en serio la búsqueda de desaparecidos en México, por supuesto, no recibió a Ceci Flores, ni la Pala de Mando.

¡Es tiempo de los ciudadanos!, que sí aportamos, no que somos lastre.

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