Morelia, Michoacán
Empujones, gritos, jalones de pelo, pintas con aerosol en distintas partes del cuerpo, pisotones, zancadillas, pegamento escurriendo y entiesando el cabello; los gritos al unísono que atontan y duelen, la desesperación y hasta el robo de una memoria, es el saldo de la marcha 8M por el Día Internacional de la Mujer, de las reporteras (y un reportero gráfico) agredidas por las que fueron a marchar y a reclamar justicia para las mujeres, en el Centro de Morelia.
Videos y testimonios difundidos dan cuenta de cómo se dieron estas agresiones en distintos puntos de la avenida Madero. Era el último bloque. Las compañeras reporteras, con voz quebrada, impotentes, exigían respeto, “estoy haciendo mi trabajo”, decía una de ellas, “soy prensa, estoy trabajando, estoy trabajando, gritaba llena de impotencia”.
Liliana Jiménez, de Primera Plana Mx, hizo una cobertura extraordinaria en apoyo a la causa y, paradójicamente, fue una de las que más sufrió de aventones y agresiones. Su carácter se impuso y las marchantes retrocedieron.
Alejandra Martínez, de CB Televisión, vivió de frente la agresión. En la grabación que alcanza a hacer, su colorida falda volaba. Trastabilló, le pusieron el pie, la empujaron, “me quitaron hasta las pestañas”, cuenta.
Y es que le aventaron pegamento, le pegaron en uno ojo y le patearon el pie. Iba a urgencias, cuando alcanzó a contar parte de su odisea.
Alejandra Macedo, reportera, activista, como su tocaya, una solidaria mujer que gusta defender las causas sociales, intentó en vano proteger su cuerpo, su pelo, pero su enojo fue mucho mayor y las confrontó no solo al momento, sino desde el templete que usó como escudo el gobierno del estado para impedir que pintaran, rayaran y destruyeran su puerta principal, recién remodelada, de Palacio de Gobierno.
Ale Macedo tomó el micro y les habló, de frente. Su mensaje fue corto, pero directo:
“Nunca habíamos tenido una marcha tan agresiva en contra de nuestra profesión. Hoy se nos agredió por parte del bloque negro, se nos pararon enfrente, nos amenazaron con latas, con aerosol y nosotros sabemos hacer nuestro trabajo”.
Y les recordó que ella también era una de ellas:
“Yo he estado encapuchada como las chicas del bloque, he rayado, he roto, he estado de ese lado, pero también quiero pedir y exigir respeto para todas las que hacemos esta labor, porque ustedes piden que nosotras demos voz a ustedes”.
La voz se le quebraba, pero fue valiente y siguió hablando: “yo he estado en las audiencias de Jessica González, con su mamá, abrazándola, tomándola de la mano; con los papás de Frida Santamarina, estoy en el Congreso, presionando a diario a los diputados para el aborto legal, porque he sido una mujer abusada, he sido una mujer que ha sido violentada, que ha sido acosada y no se me hace justo para ninguna de nosotras que se realice esta agresión a nuestra persona”.
Su última línea, pero el tiro de gracia para aquellas que marcharon con su violencia de cada año, exigiendo justicia y respeto: “Jamás esperé sentirme insegura en una marcha de mujeres. Espero que puedan respetarnos y puedan entendernos”.
A los casos de las dos Alejandras, Martínez y Macedo, se suman los de otras compañeras víctimas de agresiones que laboran para distintos medios y que quedarán en suspenso, porque nadie se hará cargo. Lo mismo el de un gráfico de MiMorelia al que intentaron quitarle su cámara y lograron robarle su memoria digital.
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