Morelia, Michoacán
Amigos, nos habían advertido que en los exteriores del restaurante La Guarecita, de las Rosas, en el parque que está frente al famoso Conservatorio, se detiene un joven violinista que interpreta hermosas melodías que nos ponen a soñar y nos hacen olvidar por instantes las estresantes realidades cotidianas de Morelia. Y tenían razón.
Por fortuna, este muchacho, alto, fornido y con cabello largo, accedió a contestar algunas preguntas de Primera Plana MX en uno de sus descansos, a fin de explorar un poco en su enorme vitalidad creativa.
“Mi nombre artístico es Antonio Andrade, que es el apellido de mi madre, en realidad me llamo Antonio Medrano Andrade y ya tengo casi 20 años. Estoy estudiando Contabilidad en la UMSNH y, sí, estudié música desde la primaria hasta la prepa. Fui uno de los niños de la conocida orquesta Esperanza Azteca y estuve en la Orquesta Filarmónica juvenil de Morelia. Actualmente recibo clases particulares de violín”.
Para sorpresa de algunos, Antonio Andrade no parece tener límites: tiene su propio grupo versátil para tocar en fiestas y bodas una música popular rica en timbres sonoros, calienta el piso con su grupo de rock Resistencia en los bares los fines de semana y es profesor de violín, sin dejar de atrapar clientes en los bares y restaurante cada vez que puede.
- ¿De dónde sacas tiempo para todo esto?
Vivo en Tarímbaro, bien lejos, y tengo que planificar bien mi día, casi minuto a minuto, para poder cumplir con todos mis compromisos. No me gusta dejar espacios en blanco. Es algo duro.
- ¿No eres muy joven para dar clases?
Bueno, no se han quejado (RIE). Una o dos veces por semana atiendo a un grupo de alumnos en la tienda de música Do, Re, Mí que está en Abasolo. Tengo niños de siete años o menos y adultos mucho más grandes que yo.
- ¿Qué música prefieres para interpretar con tu violín como solista?
Pues la clásica y el rock, sin duda, a mí me encanta, en particular, las piezas de Vivaldi.
- Por cierto, tu violín es bastante poco convencional…
Sí, es eléctrico, y se puede conectar en una fuente de audio más grande para que se escuche bien alto. Él solo suena muy seco. No es habitual, cuando hablamos en un violín pensamos en uno de madera, color café. Pero este es muy práctico.
- ¿No te molesta tocar ante personas que están comiendo o bebiendo y rara vez atienden a los artistas?
A veces, sí es medio cansado, hay personas que no te pelan. Hay quienes, sentados frente a mí, me han dicho: “Ah… es que no te escuche”. Yo digo, aquí está mi música, sólo falta que tú desees escucharla.
Toco en estos lugares para no aburrirme entre dos actividades. El dinero que gano tampoco viene mal.
- ¿No te gustaría seguir estudiando música?
Sí, acabando mi carrera actual pienso incorporarme a la Facultad de Bellas Artes.
- Hay sueños, hay alguna aspiración que no has podido alcanzar…
Estamos trabajando con el grupo de rock para crear una música propia que combine este género musical con la música clásica. Varios de mis colegas rockeros están estudiando ya en Bellas Artes, son instrumentistas.
- ¿Qué le puedes aconsejar a los jóvenes que vegetan sin estudiar o trabajar?
Es muy fácil perder el camino, siempre debemos cuestionarnos si lo que hacemos está bien o mal y ser honestos. Si no lo hacemos no habrá nada ni nadie que nos saque de ese rollo.