Morelia, Michoacán
El sol se asomó tímidamente en el cielo moreliano, acompañando a decenas de infantes que llenaron las calles con risas y entusiasmo. Montados en sus bicicletas, algunos con avalanchas, otros con diminutos carritos electromecánicos, la infancia moreliana presumió los regalos de Melchor, Gaspar y Baltazar.
La inocencia se refleja en sus miradas llenas de asombro y gratitud.
El Día de Reyes había cumplido sus anhelos, y cada pequeño se siente afortunado de contar con un juguete que reconforta su corazón. El ambiente: felicidad.
Entre alegría que emana de las plazas del centro, de las colonias populares y los centros deportivos de la capital michoacana, los padres sonríen gustosos de ver a sus hijos disfrutar.
Las calles se llenaron de risas y carreras, pero también de pequeños guerreros que, quizás sin comprender del todo, se sumergían en juegos que reflejaban una realidad distinta.
Las plazas, abarrotadas de familias y niños disfrutando del cálido sol que acariciaba el frío del invierno, se convertían en escenarios de magia. En este Día de Reyes, Melchor, Gaspar y Baltazar habían cumplido su cometido, inundando los hogares de Morelia con la ilusión y la emoción de los más pequeños.
Así, entre risas, juegos, la ciudad se sumió en un día festivo que quedará grabado en la memoria de cada niño moreliano. La magia de los Reyes Magos se hizo presente una vez más, llevando consigo la esperanza y la dicha que sólo un juguete nuevo puede proporcionar.