Como parte de los trabajos de investigación que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el área amurallada de Tulum, en Quintana Roo, se ubicó una cueva con ocho entierros, en su mayoría adultos, y varias ofrendas mayas prehispánicas en buen estado de conservación debido a las condiciones ambientales favorables.

El hallazgo se registró entre los edificios 21 (Templo de las columnas) y 25 (Templo del Halach Uinic) en una gruta clausurada con una roca de gran tamaño.

De igual manera, en sus dos cámaras mortuorias se registró gran cantidad de restos óseos de animales asociados a los entierros que pertenecen a diversos mamíferos, aves, reptiles, peces y crustáceos (perros, murciélagos, tortugas, iguanas, tiburón y cangrejos).

Algunos pudieron funcionar como ofrendas y otros más se encuentran trabajados como artefactos, a manera de punzones, agujas o mangos de abanicos, característicos de la zona.

De acuerdo con el arqueólogo Antonio Reyes Solís, coordinador del proyecto de investigación arqueológica, el trabajo de excavación ha representado un reto para el equipo, porque el área de trabajo es en extremo reducida, la iluminación es casi nula, la temperatura y humedad son elevadas y los insectos causan muchas molestias.

No obstante, con el apoyo de escáneres láser, la fotografía de alta resolución, y la generación de modelos 3D con alto grado de detalle se podrán realizar recorridos virtuales por el interior de la cueva para la observación in situ de los materiales arqueológicos.

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