Pie de Foto
Hace más de dos décadas se registró el que ha sido uno de los peores accidentes en la historia de Michoacán, cuando un autobús con peregrinos de La Luz del Mundo se quedó sin frenos y se impactó contra la caseta de Zinapécuaro y la columna de un puente en la autopista de Occidente. El saldo fue de 36 muertos, entre adultos y niños.
Corría el año 2002. El autobús había salido de Guerrero con destino a Guadalajara, donde el grupo religioso tiene su templo mayor y su convención anual con paganos de todo el país, pero la comitiva que viajaba en ese autobús, con sobrecupo –iban 56 pasajeros y su capacidad era de 40-, placas sobrepuestas, neumáticos gastados y permiso irregular para circular, ya no llegó.
En esas condiciones, sólo un milagro habría evitado la avería de los frenos cuando el autobús tomó la prolongada pendiente en descenso, de más de cinco kilómetros, que nace en la zona de Los Azufres y desemboca justo donde ingenieros que trazaron la autopista decidieron ubicar la caseta de peaje, a su paso por el municipio de Zinapécuaro.
A más de 150 kilómetros por hora, la unidad chocó contra la caseta y luego se estrelló contra una columna de concreto, donde el vehículo se partió en dos. Cuerpos –algunos incompletos, incluido el de una niña que quedó decapitada-, quedaron esparcidos en un tramo de 100 metros de la autopista, revueltos entre maletas de equipaje, fierros y sangre.
Siendo corresponsal de Reforma me tocó realizar la cobertura periodística del accidente, ocurrido a las 5 de la mañana. La escena era dantesca, de horror. Capturar fotografías requirió de mucha sangre fría y tacto. Exigió nervios de acero y templanza, como pocas veces me ha tocado. Sólo los granadazos del 2008 en el centro de Morelia, podrían superar la sensación de aquella experiencia.
Entre los sobrevivientes estaba una mujer de aproximadamente 40 años, quien perdió a su pareja e hijo en el accidente. Aún así, al platicar con ella sobre lo ocurrido, su conclusión fue para mí lapidaria: “así lo quiso Dios”, me dijo.
Han pasado 21 años y varios accidentes más en la misma caseta. Los más recientes, ocurridos en los primeros días de este diciembre, pudieron acabar en una tragedia mayor. En menos de 48 horas, dos trailers se quedaron sin frenos en la pendiente de Los Azufres y pararon su descontrolada carrera en la fila de una decena de autos que había.
De milagro, el primer siniestro no dejó muertos, pero el segundo mató al chofer del trailer, el cual terminó en llamas ante la mirada de varios testigos que capturaron la escena en imágenes que se propagaron rápidamente en las redes sociales, como una evidencia más, de muchas, sobre el crimen que representa aferrarse a mantener el módulo de peaje en ese punto de la autopista.
¿Qué esperan las autoridades para reubicar la caseta? ¿Cuál es el afán de seguir contabilizando los siniestros y los muertos en ese sitio? ¿Por qué arriesgar así la vida de los hombres y mujeres que ahí laboran? ¿A qué se debe que ningún funcionario está en la cárcel por todas las vidas que se han perdido en ese lugar? La omisión también los hace responsables de esas muertes.
Quizá es como me dijo aquella mujer que sobrevivió al accidente de los peregrinos de La Luz del Mundo en el 2002: así lo quiere Dios.
Cintillo
Cuentan que en la recta final del proceso interno en Morena siguen en pie Fabiola, Giulianna, Itzé y Celeste, y que en la pista de los hombres lleva delantera Torres Piña. Falta poco, muy poco, para ver quiénes suben al podium.