Foto: Juan Antonio Magallán

En un giro significativo para los productores de limón en Apatzingán, la extorsión, que ha sido una preocupación persistente durante la última década, está experimentando una mutación.

Bernardo Bravo Manríquez, presidente del Comité Nacional del Sistema Producto Limón, señala que el panorama ha evolucionado, luego de que se modificara el tipo penal de la extorsión, convirtiéndose en un delito equiparado al secuestro, ahora perseguido de oficio.

“El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla ha avanzado desde el punto de vista legal, equiparando la extorsión al secuestro y persiguiéndola activamente. Esto implica un cambio importante en la forma en que abordamos este delito”, destaca Bravo Manríquez en entrevista para Primera Plana desde el Tianguis Limonero de Apatzingán.

Con cuatro o cinco municipios de la Tierra Caliente dedicados a la producción de limón, representando el 70% de la oferta nacional, lo que sucede en Apatzingán tiene un impacto directo en los mercados locales y nacionales.

“Es nuestro principal mercado, con un consumo anual de alrededor de un millón 400 mil toneladas”, agrega el presidente del comité.

Bravo Manríquez reconoce que la extorsión sigue presente, pero ha logrado atenderse, lo cual ha llevado a su disminución.

“Los delincuentes han cambiado sus objetivos, ahora buscan obtener recursos de las actividades económicas de la región. Observamos investigaciones, presencia policial y fuerzas federales en la lucha y protección”, comenta.

Foto: ACG

En cuanto a las denuncias, destaca una interpuesta por el gobierno estatal que se hizo pública. Sin embargo, la falta de datos sobre otros registros deja un vacío en la información. “Hay una cantidad considerable de investigaciones en curso, pero no tengo datos específicos sobre las denuncias presentadas”, aclara Bravo Manríquez.

Respecto a las tarifas de extorsión, el presidente del comité nacional del Sistema Producto Limón revela que la situación es diversa. “En algunas zonas, no se cobra nada, mientras que en otras, la extorsión puede oscilar entre dos y un peso cincuenta centavos”, explica.

En resumen, la lucha contra la extorsión en Apatzingán está en constante evolución. Aunque los cambios en el proceso ofrecen cierta esperanza, el presidente del comité subraya que la mutación del fenómeno plantea desafíos continuos. “No ha parado. Ha mutado. Esperamos poder poner fin a este tema”, concluye Bernardo Bravo Manríquez.

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