Fotos: ACG

En un acto de autocrítica, Adhid Carreño Avilés, exintegrante de la Sección XVIII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), reconoció la falta de credibilidad en las representaciones sindicales. El gremio, fundado en 1943 para defender los derechos de los trabajadores de la educación, ha enfrentado divisiones desde la coyuntura electoral de 1958, perdiendo influencia y dando origen a lo que hoy conocemos como la CNTE.

Así lo indicó la fracción sindical que ahora dirige Carreño Avilés, quien fuera desconocido por la dirigencia Poder de Base.

Carreño señaló que se abandonaron derechos colectivos y se respaldaron proyectos burgueses, cayendo en prácticas que lo llevaron a ser desconocido por su vinculación con la CNTE Poder de Base.

En sus declaraciones, expresó:

“No somos un color, ya ni alcanzamos uno. La cuestión es que estamos conformando representación sindical en sentido de que hay antecedente de representación de bases. Vamos por la unificación de los trabajadores de la educación”.

Adhid Carreño aseveró que se busca reivindicar los logros obtenidos por sus antecesores en el sindicato. Destacan la pérdida de beneficios para los maestros, como la eliminación de doble plaza, la falta de pago a itinerantes y la cobertura insuficiente en escuelas unitarias con problemas de ausentismo.

La división interna ha afectado la fuerza del gremio, y la fracción de Zitácuaro liderada por Carreño pretende consolidar una representación sindical única en el estado. En este contexto, la Sección XVIII exige al gobierno plazas automáticas para normalistas, regularización de trabajadores eventuales y la reactivación de plazas y horas en el sistema estatal.

La representación sindical, compuesta por 80 integrantes, denuncia una deuda de 120 millones de pesos en cuotas sindicales y la congelación de 5 mil plazas.

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