Fotos: Twitter @Ambulante

Monterrey, Nuevo León

El juez cuarto de distrito en materia penal de la ciudad de Monterrey, José Reynoso Castillo, dictó sentencia condenatoria contra cinco militares que participaron en el asesinato de dos estudiantes de excelencia del Tecnológico de Monterrey, Jorge Mercado y Javier Arredondo, ultimados a balazos el 19 de marzo de 2010. Un sexto elemento que habría participado en los hechos permanece desaparecido.

Rose Elvia Mercado, madre de Jorge Mercado, dijo estar muy emocionada por esta resolución que estuvieron esperando durante trece años y agradeció a todas las personas que los apoyaron en esta lucha, especialmente a los integrantes del colectivo “Todos somos Jorge y Javier”, que los alentaba mientras había quien los desanimaba, porque estaban a contracorriente enfrentando al Ejército y al Estado.

Agradeció a Dios, en quien siempre confió, no así en las autoridades, aunque reconoció el apoyo que tuvo de Erika Jaime, cuando estuvo en la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, al fiscal que llevó la averiguación, el juez José Reynoso que tomó el caso en 2017, a los medios que le dieron seguimiento y al realizador del documental “Hasta los dientes”, Alberto Arnaud, por visibilizar el hecho y ayudar a limpiar el nombre de los estudiantes, que durante dos días fueron presentados como sicarios por las autoridades, y el propio Tec de Monterrey aceptó su versión.

Foto: Netflix

Aquí puedes ver el documental:

https://www.netflix.com/mx/title/81123826

Los integrantes del colectivo “Todos somos Jorge y Javier” explicaron que los militares pueden apelar la sentencia, ante lo cual llamó a la sociedad a dar su apoyo para que se confirme la resolución del juez Reynoso Castillo, dictada el pasado 13 de octubre.

“Ha sido un camino muy difícil y esto no termina aquí, con esta sentencia, no podemos decir que ya terminó”, pues señaló que hay otras carpetas que no se han judicializado y están relacionadas con los delitos de abuso de autoridad, robo de identidad y exceso en el uso de la fuerza.

“Me llena de gozo saber que esto no terminó, pero se llegó a una sentencia”, señaló Rosa Elvia y agregó que hay quienes le dicen “qué bueno que ya vas a tener paz y tranquilidad”, ante lo que expuso, “siempre la hemos tenido, porque Dios nos lo da, pero el dolor ese nunca se nos va a quitar, es un dolor que se siente por la ausencia de Jorge y de Javier, el no estar con ellos o que ellos no estén con nosotros”.

Recordó que una ocasión les dijeron los militares relacionados con la muerte de los jóvenes estudiantes “nuestras familias sufren porque no estamos con ellos, estamos encerrados y nada más nos vemos por teléfonos (videollamadas)”, a lo que ella respondió “ustedes tienen la oportunidad de verlos o escucharlos, pero a nosotros nos quitaron la oportunidad de ver a nuestros hijos, abrazarlos y besarlos”.

Un representante del colectivo “Todos somos Jorge y Javier” leyó un comunicado donde se asentó que fue el Estado el que asesinó extrajudicialmente a los dos estudiantes de excelencia, el 19 de marzo de 2010, y a trece años de lucha llegó la sentencia contra militares del Ejército Mexicano.

Los hechos

Hace trece años Jorge y Javier fueron asesinados en las instalaciones del Tec de Monterrey a manos de militares que les robaron sus pertenencias, mochilas e identificaciones, se les llamó sicarios durante dos días en la prensa y en las redes sociales.

“Iban armados hasta los dientes”, aseguraron medios de comunicación y sostuvieron las autoridades del Tec de Monterrey; fue con estas aseveraciones de los medios, que brindaron una falsa paz en el país, posicionando al ejército frente al crimen organizado, como un enfrentamiento entre buenos y malos, esa noche los buenos habían matado a los malos, podíamos dormir tranquilos.

Al siguiente día podían aplaudir al gobierno por ganar terreno contra el narcotráfico, porque habían acabado con la vida de dos de los malos, esta aparente paz duró dos noches, que fue el tiempo que les tomó a los familiares dar con los cuerpos de sus hijos en el Semefo y los identificaron.

Eran estudiantes a los que les habían plantado armas, el gobierno no pudo decirlo, la institución educativa de donde eran alumnos, tampoco, fueron los padres de los alumnos quienes confirmaron que no eran dos sicarios, y desde entonces el país tenía qué saberlo, pero no es fácil para las víctimas cuando el que asesina es el Estado, se asentó en el comunicado.

Desde esa madrugada sus padres han emprendido una lucha para limpiar los nombres de Jorge y Javier, han buscado que el sistema de justicia y el gobierno mexicano asuman y nombren como lo dicta el derecho lo que sucedió ese día para sentar precedentes y garantizar la no repetición.

Hoy es ese día estamos presenciando un hecho histórico en Nuevo León y México para la seguridad ciudadana, la vida estudiantil y los colectivos y familias alrededor del país que buscan la verdad. El sistema de justicia ha sentenciado a cinco elementos del Ejército como culpables del asesinato de los dos estudiantes.

No fue una bala perdida en un enfrentamiento entre el Ejército y el crimen organizado, Jorge y Javier, recibieron disparos a corta distancia y golpes en la cara y en el cuerpo hasta quitarles la vida, además les quitaron las mochilas y les sembraron armas, para hacerlos pasar por sicarios.

Registro de disparos recibidos

Decir que se ha hecho justicia es complejo, podemos decir que el Ejército ha matado civiles y los ha hecho pasar por sicarios, los medios de comunicación de acuerdo a los mensajes de las autoridades y el Tec, informaron la muerte de dos inocentes haciéndolos pasar como sicarios; al gobierno mexicano y al sistema de justicia le ha tomado trece años para llegar a esta sentencia, en México quienes hacen la búsqueda de la justicia son las víctimas y sus familiares, a pesar de las autoridades responsables de hacerla, y sienta un precedente en la búsqueda de justicia para las víctimas del Ejército mexicano.

Es un paso hacia la verdad, pero quedan interrogantes, saber qué pasa con la cadena de mando, de quien tomaron la orden para disparar, y si es realmente justicia encarcelar a quienes dispararon las armas y sigan libres los que dieron las órdenes.


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