Akelarre
En la política no hay espacio para mujeres no sometidas, debemos irrumpir en el espacio nosotras mismas, las libres, para representar a nuestro género, no solo a un partido.
Las mujeres no sometidas a la tácita obligación de limitar nuestro poder y trabajo a los intereses de terceros, nos vemos obligadas a ir poniendo la cara para romper el techo de cristal que parece más bien un techo blindado.
Sin embargo, hoy impera una narrativa llena de simulación en la que pretenden hacernos creer que la imposición de dos mujeres finalistas hacia el proceso de sucesión presidencial en México, es un acto que nos reivindica y representa.
Pretenden hacer creer a las mujeres mexicanas que es un logro feminista, un logro de género, el que hoy haya dos mujeres participando para ser candidatas a la presidencia en este país. Pero ellas, al igual que miles otras, son el ejemplo brutal de que estamos cada vez más lejos de ser representadas como mujeres libres, con poder propio y agenda de plenos derechos y equidad e impulso para todas.
En ambos casos, tanto en el partido oficial (sí, Morena hoy es el partido oficial aunque duela leerlo) como en el frente opositor; una cúpula de poder patriarcal, ha definido que sus representantes rumbo a la elección de Candidato(a) para pelear por la presidencia de México serán mujeres.
Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
Ambos perfiles muy distintos entre sí, con una trayectoria que es de dominio público y serias complejidades para el discurso de género, pues nunca ha sido su plataforma política la agenda feminista, la han tocado apenas hasta este momento.
La política pública en los pocos espacios que ha ocupado en el poder ejecutivo, Claudia Sheinbaum nunca se ha destacado por tener filosofía feminista, progresista, pro derechos, pro equidad, por el contrario, ha simulado la política federal de restringir espacios como guarderías públicas, apoyos a madres de familia y espacios para el fortalecimiento político, personal y educativo de las mujeres. Disminución del presupuesto para las instancias de la mujer y fue la primera en atreverse a colocar las monstruosas vallas metálicas blindadas para evitar el paso de los contingentes civiles de mujeres feministas que exigen el alto a la violencia contra todas.
Por su parte, Xochitl Gálvez ha tenido en sus espacios de poder legislativo, la oportunidad de posicionarse, legislar e impulsar leyes en favor de las mujeres que incluyan la cero tolerancia a la violencia de género, el combate y atención a los feminicidios y el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos, sin embargo, ha preferido otros temas, probablemente por temor a perder el supuesto capital político con estos tópicos impopulares para los hombres, dueños del capital, con quienes convive.
Es entonces ofensivo para la histórica lucha de las mujeres en este país que aseguren que mujeres políticas como Claudia o Xóchitl son feministas, que representan un avance en nuestros derechos y mucho más vil y electorero es imponer la narrativa que todas las mexicanas deberíamos como por obligación de género, apoyarlas ciegamente en cualquiera de estos dos bandos que son, sin lugar a dudas, la cuna y protección de patriarcas, violentadores, inquisidores y machos autoritarios de la política mexicana.
Para culminar esta columna de opinión, que ya me habían solicitado antes y la cual escribo con absoluto conocimiento de causa y respeto a la lucha de mis compañeras feministas que, por tantos años, hemos solamente visto pasar los logros de Paridad que han costado tanto, ser el pretexto para posicionar a otras mujeres que no nos representan en los espacios de poder, otras mujeres que llegan donde son cómodas para los patriarcas que las imponen, a pesar de todo.
Están ahí para cumplir con la agenda propia del patriarcado, el capitalismo, la hegemonía de unos cuantos que se abanderan con ellas para burla y detrimento de todas las demás.
La participación política de mujeres libres y con propia fuerza social y política es fundamental en las decisiones de su comunidad por varias razones:
- Representación equitativa: Las mujeres conforman aproximadamente la mitad de la población, por lo que es esencial que estén representadas en los órganos de gobierno y toma de decisiones para asegurar que sus intereses y preocupaciones sean tenidos en cuenta de manera equitativa.
- Diversidad de perspectivas: Las mujeres aportan perspectivas únicas y diferentes en comparación con los hombres, lo que enriquece el debate político y la formulación de políticas. Su participación promueve una toma de decisiones más completa y equilibrada.
- Derechos y empoderamiento: La participación política empodera a las mujeres al permitirles influir en las leyes y políticas que afectan sus vidas, así como promover la igualdad de género y la protección de sus derechos fundamentales.
- Cambio social y cultural: La presencia activa de mujeres en la política puede contribuir a cambiar las normas sociales y culturales que perpetúan la desigualdad de género, fomentando una sociedad más justa e inclusiva.
- Ejemplo para futuras generaciones: Cuando las mujeres participan en la política, sirven como modelos a seguir para las generaciones más jóvenes, inspirando a las niñas a perseguir sus objetivos y contribuir al bienestar de la sociedad.
En resumen, la participación activa de las mujeres en la política y la toma de decisiones es esencial para promover la igualdad de género, la justicia social y el progreso de la sociedad en su conjunto.
Por eso, no nos engañan con esta simulada intención de que México tenga su primera Presidente mujer, porque es claro a todas luces que ninguna es libre, ni representa nuestra causa y luchas legítimas, únicamente representan el interés de dos grupos de poder encabezados por hombres y con agenda claramente excluyente de nuestros derechos y acceso a los espacios de decisión.