Morelia, Michoacán

Las personas que atraviesan una adicción tienen los mismos derechos humanos que cualquier otro, internarlos por la fuerza en centros de control de adicciones o dejarlos incomunicados por meses va en contra de esos derechos.

Esto es uno de los temas que se abordó en el conversatorio sobre la Ley de Adicciones del Estado de Michoacán que se llevó a cabo en el Congreso del Estado, con la participación de funcionarios estatales y la diputada del Partido Encuentro Social (PES) Luz María García García.

Mientras se desarrollaba esta actividad en Palacio Legislativo, con la presencia de trabajadores y administradores de algunos de los más de mil centros de rehabilitación privados que hay en la entidad, Eduardo* caminaba por la Madero, sin rumbo fijo. Un fuerte olor alcohol emanaba de él.

“El vicio no me deja”, reconoció.

Eduardo estudió una licenciatura y ahora dice trabajar organizando espectáculos, aunque tuvo problemas en su último empleo. Es consciente de que su consumo de alcohol es excesivo, pero no puede controlarlo.

“Los accidentes por conducir bajo el influjo del alcohol son una de las primeras causas en el mundo. No el consumo de cannabis, heroína y otras sustancias”, indicó el doctor Carlos Alberto Bravo Pantoja, director de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Michoacán.

Agregó que el tabaco tiene más propensión a causar una adicción que cualquier otra sustancia y que por ello un tratamiento en donde el paciente siga consumiendo tabaco, está incompleto.

“En ratos me pongo a pensar y lloro. Me digo: ¿qué me pasa, por qué hago esto, por qué soy así?”, continúa Eduardo, como hablando consigo mismo

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Foto: ACG

Carlos Alberto Bravo explicó que por lo general las personas deciden consumir sustancias como manera de automedicación contra algún problema como ansiedad, insomnio, depresión, cansancio, etcétera.

El especialista indicó que la perspectiva para atender estos problemas a nivel global ha cambiado y ahora se centra en escuchar al paciente, ya que el mero consumo no constituye necesariamente una adicción:

“El mundo no se divide en adictos y no adictos. Hay que establecer criterios de cuándo se necesita atender y cuándo no, para eso es importante escuchar al paciente… Muchas veces no hay una dicción hay un abuso, un uso perjudicial pero no dependencia”.

Afuera, Eduardo continuaba su relato. No es de Michoacán y no tiene familia, excepto una hija que no quiere verlo y unos amigos que ya no quiere ver, porque considera que no lo son tanto.

“Mis amigos no son amigos, desde que despierto me dicen que si voy a jalar, que saque, y se quieren poner hasta atrás”, revela.

Los especialistas que participaron en el foro coincidieron en que una persona con dependencia a una sustancia no puede sola, que se necesita el apoyo de las instituciones y también de la familia.

“Mi hija me dice no, vete de aquí, no te quiero ver”, se lamenta el hombre.

De acuerdo con Carlos Alberto Bravo, la familia y amigos tienden a normalizar las conductas de los pacientes y no cambian sus hábitos. No pueden esperar que alguien deje de tomar si todos siguen tomando a su alrededor, argumentó.

Informó que antes la normativa mexicana contemplaba internamientos obligatorios o involuntarios en centros de control de adicciones, pero que ya no es así, porque para superar una adicción es fundamental un consentimiento informado, que el paciente sepa en qué consiste el tratamiento y esté de acuerdo con él, que se respeten sus derechos humanos.

“Las personas que consumen son personas, son seres humanos, y no los podemos tratar como objetos”, concluyó Lázaro Cortés Rangel, jefe de la Jurisdicción Sanitaria 1.

El conversatorio terminó con preguntas de los asistentes, quienes entre otras cosas querían saber por qué el gobierno no otorga recursos o capacitación gratuita a los centros privados.

Mientras tanto, Eduardo se quedó sentado en una banquita de la plaza de Villalongín, bajo un árbol.


En Michoacán sólo hay cuatro centros públicos para atender adicciones, el resto (más de mil) son privados. Se denominan Centros de Atención Primaria en Adicciones UNEME-CAPA y están ubicados en Morelia, Lázaro Cárdenas, Zitácuaro y Uruapan.

Estas son sus ubicaciones:

Morelia: Miguel Arreola s/n, colonia Poblado Ocolusen, teléfono 443 314 0419.

  • Zitácuaro: avenida Morelia 52, colonia Independencia, teléfono 715 153 6060.
  • Uruapan: calle Cuba esquina Matamoros s/n, colonia 28 de Octubre, teléfono 452 503 9183.
  • Lázaro Cárdenas: Paseo los Frutales esquina con Prolongación 5 de Febrero, colonia Tinoco Rubí, teléfono 753 5329243.

*Se reserva el nombre real de Eduardo, quien prefiere permanecer en el anonimato.

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