Foto: CNN en español

Jiribilla Política

La construcción de escenarios es una práctica indispensable en el análisis político que, si bien puede tener como punto de partida la coyuntura, este observa desde el retrovisor el desenvolvimiento de los acontecimientos pasados, pero siempre con la mira puesta en las posibilidades futuras.

En la lucha y en el ejercicio del poder, las proyecciones políticas pueden ser determinantes en la toma de decisiones como en la definición de estrategias, se trata no de hacer adivinación sino de hacer prospectiva, de hacer previsiones con base en instrumentos metodológicos y la evidencia que ofrece el contexto político. Los hechos, el comportamiento de los actores, las reglas y las instituciones, la distribución del poder, las redes políticas y económicas, los grupos de presión lícitos o ilícitos, como los grupos del crimen organizado, son sólo algunos de los elementos que desmenuzan el análisis; entre lo escrito y no escrito, entre la cara más diáfana del poder y aquello que discurre en la “caja negra” del sistema político de David Easton, en las entrañas del poder mismo.

Imbuidos en la elección presidencial de 2024 y ante la sorpresiva irrupción de la señora X, como el presidente López Obrador ha decidido nombrar a la senadora Xóchitl Gálvez, aspirante a abanderar la candidatura presidencial del Frente opositor, y las reacciones que su arribo suscitaron en ambos polos del espectro político, modificaron en semanas, lo que se observaba como un juego ganado, ante una oposición inexistente, que hacía sugerir que nos encontrábamos frente a un resultado electoral previsible, camino directo a la continuidad del lopezobradorismo.

El adelantado proceso de selección de la o el candidato del partido en el poder, presionado por el excanciller y también aspirante Marcelo Ebrard, si bien logró la separación de los cargos del resto de los contendientes, bajo el argumento de “piso parejo”, mismo que les permitió iniciar los recorridos a lo largo del territorio nacional, lejos de acercar su aun segundo lugar con la candidata puntero Claudia Sheinbaum, confirmaron las capacidades y recursos políticos y económicos, de quién se presume es la candidata del presidente.

La violación a la legislación electoral, evidenciada en claros actos de precampaña y el insultante dispendio de recursos, ahora también seguidos por los aspirantes del Frente opositor, trastocaron no solo las reglas de equidad de la contienda que por años se construyeron en nuestra ya maltrecha democracia, exhibiendo a todas luces el transitar sin frenos, al que están dispuestos unos y otros, en la lucha por el poder rumbo a 2024.

Así lo ha dejado también manifiesto el presidente desde las mañaneras, en sus menciones denostativas contra Xóchitl Galvéz, acusaciones y señalamientos personales, que ciertos o no, tienen por objetivo incidir en el proceso electoral, al vapulear a la única opción competitiva del Frente opositor; pues si de algo no queda duda, es que lo que parecía un mero cambio de estafeta, hoy ha recolocado no sólo la agenda electoral sino por entero la agenda política, dictada desde palacio nacional.

La emergente Xóchitl no es un fenómeno casual como tampoco es producto de la confabulación, la inteligencia o la capacidad, de la que claramente no dieron cuenta los partidos opositores y sus grupos de apoyo, en más de cuatro años de transcurrida la administración del presidente López Obrador.

Es en todo caso, consecuencia de una serie de elementos que convergieron, por un lado la aspiración de contender por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, y el pretexto para acudir a palacio nacional a pedirle derecho de réplica al presidente, la personalidad propia, disruptiva y distinta al resto de los acomodados aspirantes de los partidos de oposición, y por otro, la necesidad de una parte del electorado que sin identificarse con el Frente y sus posibles candidatos, mantiene una postura crítica o de rechazo sobre la manera de gobernar del lopezobradorismo.

La llegada de Xóchitl ha sido tan inesperada, que tomó por sorpresa al propio Frente, cuyas cupulas partidistas se habían conformado en no perder la parcelita de sus burocracias y la repartición de las primeras posiciones de las plurinominales. Improvisados serían en no aprovechar la bocanada de aire fresco, aunque dan la impresión de que más que vislumbrar una candidatura presidencial competitiva, cortos de miras y largos de cola, apenas advierten un aumento en el precio para la asignación de candidaturas, como en los dividendos en la repartición del poder.

La falta de contundencia, con la que han actuado las dirigencias del Frente ante los ataques del presidente a la todavía senadora, más bien cautos ante lo que le puedan encontrar a la hidalguense, refleja en mucho un escenario que no es el suyo, que no es su juego porque su interés era y sigue siendo otro. El impulso de Xóchitl que revelan los primeros careos en las encuestas electorales con Claudia de esta semana, preocupan más al partido gobernante de lo que emocionan al Frente.

La apuesta plebiscitaria del proceso electoral, sobre la continuidad o el cambio no se ha modificado, pero a diez meses de la elección se están moviendo las condiciones de la contienda, y en estas la valoración y estrategias de ambos bloques. Por lo pronto, el des-acomodo del poder en Morena como en el triunvirato partidista, en términos de la competencia, aunque no necesariamente para la democracia, por la ilegalidad con la que ha arrancado el proceso; ya es ganancia.

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