FOTO: AUTOR Morelia, Michoacán

Dionisio Padilla Martínez, amable setentón, ha logrado notoriedad en la esquina de avenida Camelina y la calle Jesús Sansón Flores, frente a la Clínica del IMSS número 83, por moverse como un felino entre los carros y vender bolsa para la basura, al mismo tiempo que regala “tamarindito” (acepta lo que quieran darle).

Cuando este hijo del estado de Nuevo León, que lleva unos cuatro años en Morelia, se tomó un descanso aceptó contestar algunas preguntas de Primera Plana mx, no sin antes advertirnos:

“Tiene que ser rapidito, no puedo perder carros… hoy esto está malo…”

¿Cómo le va con los automovilistas? ¿Reconocen su trabajo?

Mira, algunos me miran como si fuera “cualquier cosa” y me cierran la ventanilla al pasar. Pero, hay otros, buenas gentes, que hasta me regalan dinero… el otro día un señor me puso en la mano 500 pesos y me dijo: “Son para usted”.

¿Por qué está trabajando a su edad?

Bueno, estoy pensionado, pero el dinero me llega cada dos meses y no me alcanza. Vivo solito y tengo que buscarle para pagar la renta, luz, agua…

¿A qué se dedicó usted en juventud?

Pues, mire, desde muy chico trabajé vendiendo “de todo”: algodones, paletas, periódicos… también boleaba y me fue bien. No tengo estudios.

¿Y por qué no se casó?

Por mi trabajo, pues no me daba tiempo para enamorarme y ponerme cachondo… tampoco tuve suerte para conocer a la persona que me gustara de verdad.

¿Familia?

Tengo varios sobrinos en las ciudades de Reynosa y Monterrey y, a veces, me dan una ayudita. Yo casi no voy para allá…

¿Y por qué no se quedó en Monterrey?

Porque a las personas de mi edad las discriminan mucho. Es muy raro que les den trabajo a los adultos de edad avanzada.

¿Y hasta cuándo piensa seguir trabajando en las calles?

Pues, hasta que mi padre Dios me dé licencia para echarle ganas…


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