Morelia, Michoacán
Por homicidio y por delincuencia organizada busca denunciar el dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Guillermo Valencia Reyes, a Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue secretario de Gobernación y a Alfredo Castillo, quien ostentara el cargo de Comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, ambos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Tras asegurar que las armas que emplearon los sicarios que acabaron con la vida de Hipólito Mora y elementos de la Guardia Nacional provinieron de la época en que Alfredo Castillo dotó de armamento a los grupos de autodefensas, el 24 de febrero de 2013 en Tepalcatepec, Valencia Reyes dijo que está reuniendo los elementos para acusarlos ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por homicidio; la de la República (FGR), por homicidio y tal vez ante organismos internacionales por delitos de lesa humanidad.
“No es una especulación, es una aseveración, porque yo soy una persona informada”, respondió al cuestionamiento de cómo podría asegurar que se trata exactamente de las mismas armas. “Es la zona donde naci, viví y tengo amigos y el equpo que atacó a Hipólito fue armado por esos señores”, agregó.
Aseguró que no se trata de una “casualidad” o algún tipo de revancha porque precisamente un día antes Osorio Chong renunció al PRI, sino que deriva de una situación que él ha estado denunciando desde hace años y por las que incluso fue atacado:
“Yo en aquel entonces fui critico de Alfredo Castillo y de Osorio Chong, pero no porque me cayeran mal -que sí son sangre pesada-, sino porque estaban haciendo mal las cosas, porque hicieron tratos con los delincuentes”, aseveró.
La soberbia no es un delito
Guillermo Valencia reiteró que no considera correcto hacer responsable de este ataque al gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, quien “apenas tiene un año” en el cargo, pues la situación se remonta a años atrás, aunque sí reprobó la actitud que asumió ante la noticia del homicidio, cuando declaró con una sonrisa en el rostro, la tardanza para emitir una esquela, así como sus declaraciones en contra del obsipo de Apatzingán y los sacerdotes de la Iglesia Católica de la zona.
“Lamento mucho los señalamientos hacia el señor obispo del gobernador, sobre todo calificativos para referirse a él, lamentable. Es una muestra de la politización que se genera desde Palacio Nacional”, opinó.
Sin embargo, nada de ello “es un delito”, agregó, mientras que el actuar de sus excompañeros de partido, desde su perspectiva, sí lo es, pero hizo una recomendación al gobernador: tomar en cuenta que el relevo de la Presidencia de la República se dará en menos de un año y la relación con Michoacán puede cambiar, independientemente del paritdo que gane la elección.
Desafío al Estado Mexicano
Para el dirigente estatal del PRI, este asesinato constituyó un desafío al Estado Mexicano, ya que “uno espera que con cinco escoltas y una camioneta blindada, puedas salvar tu vida:
“Fue un total desafío al Estado Mexicano, porque por la forma en que lo mataron demuestra que ni con escoltas ni camioneta blindada estás a salvo”.
No obstante, considera que la responsabilidad no es del gobierno estatal, sino de la federación, que tendría que hacer llegar más recursos:
“El problema va más allá, para poderlo atacar se ocupan recursos de la federación. Los delincuentes traen mejores armas que la Guardia Civil y ni se diga de la Policía Municipal, pobrecitos, nomás les da para andar agarrando borrachitos”.
A pesar de ello, descartó que puedan resurgir los grupos de autodefensas, pues según él para ello requerirían el apoyo del gobierno.