Fotos: Alberto Barrera/ACG Morelia, Michoacán

Hoy celebramos la fiesta de uno de los autos más emblemáticos de todos los tiempos: el Volkswagen Beetle, conocido como “vocho” en México, que ha sido parte de nuestra cultura desde hace décadas.

Desde su creación en 1938, ha sido un símbolo de libertad, aventura y diversión en todo el mundo por ser un rendidor y un todo terreno.

Igualmente, por su diseño único (pequeño y práctico), y su motor confiable, se adaptó a las necesidades de los mexicanos y se convirtió en un ícono de nuestras calles.

Ya no se fabrica desde 2003, pero muchos de sus actuales propietarios se esmeran para mantenerlos en forma: bien pintados, limpios y brillante… ah… y con sus motores ya ancianos funcionando como tigres.

¡Asnos!… ¡asnos!

En el portal Wibe, se asegura que este auto fue creado, a solicitud del mismo Adolf Hitler, por el ingeniero austriaco, Ferdinand Porsche, bajo el nombre original de Fuerza a través de la alegría y su producción se dio a partir de 1938 en la planta Volkswagen, construida en Wolfsburg, Alemania.

Su función inicial tuvo tintes bélicos, ya que transportaba a los altos mandos alemanes por los diferentes sitios donde se movían.

Durante la invasión alemana a Francia en la Segunda Guerra Mundial, los franceses veían transitar a los militares germanos a bordo de este nuevo vehículo y, a manera de burla, comenzaron a llamarlos “Boches”, mote que le dan en ese país a los asnos (los alemanes les parecían lentos y tontos).

Tratando de sepultar ese pasado, en 1945, Volkswagen le cambió el nombre al coche, aunque, la gente le siguió llamando “boche”; este apodo llegó luego a Estados Unidos, y debido a la cercanía, los mexicanos hicimos lo que nos sale mejor, darle nuestro toque y cambiarlo a “vocho”, tal como lo conocemos hoy en día.


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