Gambito Social

Es periodo de exámenes de ingreso para educación media superior y superior en la entidad, uno de los procesos más normalizados para tener oportunidad de movilidad social a través de cursar trayectorias completas en el sistema educativo estatal. La cara oculta de la situación estriba en las muy escasas garantías que provee el gobierno a los derechos educativos de la juventud.
Michoacán es último lugar nacional en cobertura educativa en educación media-superior, con apenas 58.5 por ciento, incluyendo modalidades no escolarizadas, mientras que para educación superior fue del 22.3 por ciento, la cual sube al 29 por ciento para educación no escolarizada.
Es decir, apenas hay sillas en las aulas para uno de cada dos jóvenes en edad de estudiar bachillerato en Michoacán, mientras que la cifra se reduce a uno de cada cinco en educación superior. De ese tamaño es la crisis.
Se entienden entonces las razones por las cuales los movimientos de aspirantes, rechazados y consejos estudiantiles suelen tener éxito en sus intentos de ampliar la matrícula en sus respectivas escuelas y facultades, ya que comprenden a la perfección el esquema piramidal sobre el cual descansa la educación superior en la entidad. Desearles éxito a todos los participantes es una falacia, porque entre sí van a eliminarse.
Los récords en cuanto al número de aspirantes que buscan hacer valer su derecho a aprender, al no tener asegurado su lugar en las instituciones de educación superior no deberían de enorgullecernos, sino de preocuparnos y ponernos a trabajar al respecto. Que haya tantos interesados en cursar educación superior, quienes juntamente con sus familias depositan sus esperanzas de movilidad social y éxito en el sistema educativo estatal, debe infundir responsabilidad y urgencia.
Paradójicamente, los estudiantes deben ganarse sus lugares en las universidades, cuando lo que sobran son lugares para futuros profesionistas en un estado con subdesarrollo, desigualdades y atavismos tan marcados: Nos faltan médicos, ingenieros, psicólogos, investigadores y científicos, por millares. ¿Entonces, por qué habríamos de celebrar que se les rechace a nuestros jóvenes de las escuelas?
En un estado donde la escolaridad promedio ni siquiera concluye la secundaria es absurdo que la absorción crezca tan lentamente. Los exámenes de admisión son parte de un filtro para evitar que todos ejerzan su derecho a aprender.
Las autoridades deben destinar mucha más inversión pública para ofrecer mayor cobertura educativa. Es injusto que estudiantes menores de edad se disputen unos a otros el acceso a la educación. Si el derecho a la salud sería inaceptable imaginarlos concursar para poder contar con medicamentos, ¿por qué en educación sí se normaliza esta práctica?
Que sea esta una exigencia con prioridad máxima para el gobierno: que incrementen la cobertura educativa para achatar la pirámide en que se ha convertido la educación superior, en la cual sólo están 10 de cada 100 estudiantes en Michoacán en estos momentos.
Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles
*Director general de Mexicanos Primero Capítulo Michoacán, A.C.
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