Morelia, Michoacán
La ingeniería civil en México está en proceso de desaparición, a causa de la tendencia del gobierno federal a entregar a especialistas militares los proyectos de obra pública de infraestructura y servicios para su materialización, aseveró el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de la Construcción (AMIC) en México, Alberto Adame Ochoa.
Tras la firma del convenio de colaboración entre la AMIC y el Sindicato Nacional de Operadores de Maquinaria Pesada, Adame Ochoa refirió que la incursión del Ejército Mexicano en la realización de obra y edificaciones de uso civil es una competencia desleal para las empresas a esta dedicadas.
“Con todo respeto, el Ejército Mexicano se debe dedicar a sus tareas, la creación de las instalaciones especiales que requiere, para lo cual tienen especialistas militares, pero en el caso de obras para uso civiles se requiere de ingenieros civiles, arquitectos y constructores, para eso estamos”, expresó.
Calificó como un error de la Federación la asignación de sus proyectos icónicos, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, a especialistas castrenses, ya que esto afecta a quienes carecen de experiencia o cercanía con la milicia, con lo que la industria “tiende a su desaparición, en México”.
Adame Ochoa agregó que se trata de una competencia desleal, que se suma a los monopolios que desde cámaras del sector vinculadas al gobierno y representantes de los intereses de este, aseveró, han impulsado.
El presidente de la AMIC México refirió que se prevé la realización de una consulta con el sector constructor a escala nacional, para conocer su parecer sobre la incursión del Ejército Mexicano en la edificación de obra civil, tras la cual se podrían impulsar medidas legales en contra de esta determinación.
Y es que, además de la Federación, los estados tienden a replicar esta asignación de obras civiles a ingenieros militares, sobre todo las entidades gobernadas por el partido político Morena.
Aseveró que la afectación para las empresas dedicadas a la construcción es “incalculable”, ya que se carece de datos fiables sobre la inversión gubernamental destinada a obras contratadas con unidades económicas y entregadas a la milicia.
“Ahora las universidades ya no formarán ingenieros civiles, sino ingenieros militares”, lamentó.
