Morelia, Michoacán
“Llévele, llévele, llévate la gorra amiga, la pulsera, el llavero, la sudadera”, estos y más ofrecimientos, que incluían hasta una foto del recuerdo con una figura del cantante en tamaño natural, llegaban a los oídos de quienes esperaban, incluyendo a su servidora, en las filas para ingresar a la Monumental, que afortunadamente, aunque largas, avanzaban a paso firme.
Colores, luces y olores llenaban todos los alrededores de la plaza mientras de fondo se escuchaban promocionales de futuros eventos, pero también la voz de aquel que había convocado a toda la multitud, eran los discos reproducidos en los puestos ambulantes que no hacían más que incrementar la emoción en los asistentes; habían pasado 4 años desde la última vez que Carlos Rivera se había presentado en tierras michoacanas y el público respondió a su llamado para reunirse el pasado 18 de marzo.
La diferencia considerable en los costos de entrada, a comparación de sus presentaciones anteriores en la ciudad de la cantera rosa, así como la economía disponible en mis bolsillos, me orillaron a adquirir un acceso en la zona general, allá como me gusta decir, cerquita de las palomas, donde sería de las primeras en saber si llovería. Pero, ¿acaso eso me preocupaba?, mentiría si dijera que no, pues todo fan desea estar lo más cerca posible, sin embargo, si algo he aprendido en mis 19 años siguiendo al de Huamantla, es que no importa el ángulo ni la distancia desde donde se le observe: la voz y el show están garantizados.
El recinto se fue llenando cada vez más, los refrescos, las papas, las cervezas iban y venían entre manos de unos y otros, la cita era a las 9 pm, pero fue hasta pasadas las 9:30 que las luces se apagaron por completo y los gritos ensordecieron a todos los presentes, las pantallas se encendieron para transmitir el video de ‘Te soñé’, con el que Carlos Rivera hace, muy orgullosamente, promoción cultural y turística a su estado Tlaxcala, pero éste seguía sin aparecer y las ansias en el público eran casi palpables.
Minutos después de que las pantallas volvieran a apagarse después del video comercial, la espera de 4 años se reseteó y fue como si el tiempo se detuviese cuando el sonido de un avión aterrizando retumbó en el recinto y un grupo de bailarines salió al escenario con barras luminosas para hacernos sentir en plena pista de aeropuerto, mientras tanto, una voz en el sonido de La Monumental anunciaba la llegada del vuelo con destino a todas partes y nos pedía de la manera más atenta permanecer de pie, pues estábamos a punto de abordar.
Las luces comenzaron a danzar junto con los bailarines, iluminando ese escenario conformado por varios niveles conectados por escaleras, cuya distribución recordaba mucho a las obras musicales de teatro que fueron parte crucial en la carrera del tlaxcalteca, cuando de pronto, allá en el fondo, en el nivel más alto apareció la figura más esperada de la noche, a la que tras un “buenas noches Morelia”, le siguió una sola voz, un sólo grito que le hizo saber que sí, que en esos 4 años se le había extrañado con ganas.
La primera canción que interpretó el cantante fue ‘Un viaje a todas partes’, siendo “cuánto quisiera decirte lo agradecido que estoy porque viniste a mi vida”, la frase que se abrió paso entre el grito generalizado de la audiencia; era oficial, la segunda fecha de Un Tour a Todas Partes finalmente había comenzado. El traje negro con el que salió al escenario resaltó su figura, centro principal de todo tipo de piropos y suspiros por parte de los presentes, “ay es que está guapísimo”, gritó una de las mujeres a mi derecha y yo, no pude hacer más que darle la razón.
Con un repertorio de 32 canciones, más de cinco cambios de vestuario y un ambientazo, Carlos hizo disfrutar a los presentes durante casi 3 horas, en las cuales demostró que el talento sigue siendo parte de él y que las ganas de estar cerca de su público continúan como en la primera vez. ‘Escapémonos’, ‘100 años’, ‘Todavía no te olvido’, ‘Ya no vives en mí’ y ‘Recuérdame’ -en la que no podía faltar una foto de su padre, quien falleció el año pasado-, fueron las que conformaron el primer bloque y entre ellas, el mexicano se disculpó por abandonar a Morelia por tantos años, “así que te traigo unas ganas Morelia” y sobra decir lo que los oídos de su servidora escucharon en respuesta a eso entre el público, pero incluso él lo entendió, ya que remató con un “y si tú me traes las mismas ganas que yo a ti, ¿pa qué te cuento?, la que nos espera esta noche, esta noche soy todo tuyo”.
Para el segundo bloque, el de baladas melancólicas, el tlaxcalteca eligió una sudadera gris, y ‘La luna del cielo’, ‘El hubiera no existe’, ‘Sería más fácil’, ‘Digan lo que digan’ y ‘Que lo nuestro se quede nuestro’ provocaron sonrisas y llanto por igual, hasta que tocó el turno de ‘Alguien me espera en Madrid’, ‘Deja amarte’ y ‘Regrésame mi corazón’, con las que el cantante inspiraba a todos a permanecer de pie y bailar, o al menos intentarlo, al mismo ritmo que él, sin embargo, muchas preferían permanecer de pie y sólo observar las coreografías y los movimientos de cadera que Rivera nos ofrecía, especialmente cuando comenzó a bailar flamenco con una de sus bailarinas.
El cantante se refugió en el vestidor nuevamente, para regresar al escenario con una blusa blanca, jeans claros y pies descalzos; el grito de la audiencia sabía lo que pasaría a continuación y prepararon los pañuelos cuando comenzaron las primeras notas de ‘Si te vas’, canción sumamente sentimental que hace llorar a más de uno, incluido el mismo Carlos en sus primeros conciertos en solitario. Durante su discurso, en el que habló de que recientemente cumplía 19 años de haber iniciado su aventura en los escenarios nacionales con La Academia, agradeció a todos aquellos que lo seguimos desde entonces, pero también agradeció a todo aquel que lo ha conocido a lo largo de ese tiempo, en esos momentos las mañanitas comenzaron a entonarse a lo alto y ancho de La Monumental, ya que 3 días antes, el 15 de marzo, también había sido el cumpleaños 37 de Carlos.
Siguieron ‘Siempre estaré aquí’, ‘Gracias a ti’ y ‘Sincerándome’, antes de que los bailarines en vestuario completamente blanco se apoderaran del escenario con ritmos brasileños, todo claro está, mientras Carlos elegía el nuevo vestuario, el cual sería uno de los más aclamados, pues consistió en una playera blanca sin mangas y un pants dorado. Con ‘Bendita tu vida’ nuevamente llegó el momento de bailar, brincar y admirar las coreografías y los movimientos, pero no sólo de Carlos, también de todos sus bailarines. Para ‘Sígueme’ y ‘Cielo azul’, Carlos invitó, como en cada concierto, a varios fans para compartir el escenario, realizar la coreografía y acompañar en el coro, para finalizar con la respectiva foto del recuerdo; las luces, el baile y la fiesta continuaron con ‘Amo mi locura’ durante la cual Rivera saltó del escenario para acercarse a sus fans, saludarlos, tomarse selfies, recibir numerosos ramos de flores y firmar autógrafos.
‘Perdiendo la cabeza’ y ‘Lo digo’ fueron las que cerraron el bloque y momentos después, llegaría el momento más íntimo de la noche, si es que es posible denominarlo así, pues Carlos regresó al escenario vestido con una blusa de seda negra desabotonada y pantalón negro para interpretar ‘Empieza por mi boca’, de esas que si cierras los ojos pareciera que te las cantan al oído. ‘La carta’ trajo uno de los momentos más emocionantes de la noche, ya que un valiente decidió aprovechar la canción para proponerle matrimonio a su pareja y la Monumental estalló en júbilo cuando ella dijo que sí. Carlos no dudó en felicitar a los futuros esposos y trató de despedirse pero recibió un rotundo “NO” del público, “tú me estás provocando Morelia” y la música siguió con ‘Sólo tú’, durante la que las parejas se proyectaban en la kiss cam y recibían una ovación del público por cada muestra de afecto reflejada.
Durante ‘Fascinación’ nuevamente saltó del escenario para convivir con sus fans, pero ahora del otro extremo, con más ramos de flores, cobijas, selfies y besos repartidos. Finalmente, después de desaparecer una vez más, Rivera regresó al escenario con un traje azul cielo y playera blanca para interpretar el que sería su último bloque, ‘Me muero’ y ‘Te esperaba’ serían las últimas, pero ante el insesante grito de “otra, otra”, Carlos cerró la noche con ‘¿Cómo pagarte?’, acompañada por las luces de los celulares del público y por último ‘Te soñé’.
La sonrisa del de Huamantla nunca cesó, su semblante nunca demostró cansancio, por el contrario, volvió a agradecer a todos por hacer el esfuerzo de comprar un boleto así hubiera significado gastar en avión, en autobús, en hospedaje, en gasto de ahorros, etc., deseando que el concierto haya sido suficiente para corresponder dicho esfuerzo; mientras la Monumental respondió con gritos de emoción, a título personal, puedo decir que sí, Carlos Rivera cumplió con creces a su público por la espera de 4 años y volvió a despertar la melancolía en su servidora, quien no puede evitar recordar en cada concierto que asiste, cuando teniendo sólo 14 años se sentaba cada domingo religiosamente en el sofá esperando ver a aquel joven delgadito de 18 años que decía venir de un lugar llamado Huamantla y cuya voz la había cautivado desde el concierto número uno de aquel reality show.
Aquella niña sentía que ese chico tenía potencial, dejaba volar su imaginación y soñaba con conocerlo algún día, escuchándolo cantar frente a miles de personas, hoy, 19 años después puedo decir “y valió la pena hacerlo”.