Morelia, Michoacán
Brujas, hechiceras, locas… las mujeres que, a lo largo de la historia, han sentido curiosidad por lo que pasa en el entorno, los fenómenos naturales y sociales, los cambios, los principios que los rigen y los elementos con que se construye el universo, y las realidades que en él existen, han tenido muchos nombres. Ahora las reconocemos como científicas.
Ha sido un proceso lento, difícil, una lucha imparable de las mujeres por hacer valer su derecho al conocimiento y al desarrollo humano y profesional, a través de las diferentes áreas de la ciencia, la tecnología, la investigación y la innovación.
“Somos curiosas y sagaces”
Acumula 34 años dedicada a la ciencia, 29 años 6 meses de los cuales ha estado adscrita a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Isabel Israde Alcántara eligió un nicho considerado exclusivamente masculino, las ciencias de la Tierra.

Y eso no la detuvo, no la detiene, para generar conocimiento y encabezar equipos de trabajo, en el laboratorio y campo, conformados mayoritariamente por varones, al tiempo que formó una familia y crió a sus 3 hijos.
“La mayoría de nosotras ha tenido una familia, ha salido a trabajar con un hijo en el vientre, amamantando, liderando equipos de hombres que, aunque a veces nos vean de frente, piensan que el responsable es un hombre y miran a los ojos al hombre”, explica Isabel Israde, investigadora y directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra, de la UMSNH.
Y es que en México, aunque se han logrado avances fundamentales en la búsqueda de la equidad entre hombres y mujeres, como el derecho a votar y ser votada, la posibilidad de acudir a la escuela y ejercer una profesión, elegir tener o no tener hijos, aún no se ha erradicado el machismo, aún las mujeres enfrentan limitaciones, muchas veces no escritas, sobre lo que deben y pueden hacer y ser.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Tecnología (Unesco) estima que 33% de los científicos son mujeres. En México, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) cuenta con 38.2% de mujeres registradas, con diferencias crecientes al ascender en la estructura vertical.
Aunque 45% de los estudiantes de carreras STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés), la presencia femenina decae al avanzar hacia el mercado laboral y la inserción en las instituciones y empresas.
“Algunos piensan que una mujer no va a poder subir una montaña, tomar una muestra, cargarla, cortarla, sacar el núcleo y analizarla, pero, en realidad, podemos hacerlo todo, lo que quizá no, es llevar cargas muy pesadas. Tenemos la misma creatividad que un hombre, además de un sexto sentido, una visión más amplia, somos curiosas y sagaces”, refiere Isabel Israde.

Academia y responsabilidad en el hogar
El Inegi estima que las mujeres dedican una media de 50 horas por semana al trabajo doméstico no remunerado, que incluye la crianza de los hijos, el mantenimiento y aseo del hogar, el cuidado de adultos mayores y personas con discapacidad o enfermas y el abastecimiento de los bienes y servicios de las familias.
Esto es, 2 horas por semana más que la jornada laboral máxima establecida por la ley para los trabajadores, 48 horas. Los varones dedican alrededor de 20 horas por semana a estas actividades, que equivalen a 60% menos que las mujeres.


María Teresa Cortés Zavala, historiadora e integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), sostiene que desde las instituciones, las universidades y los centros de investigación, las convocatorias emitidas y las oportunidades de trabajo en la investigación la docencia y la difusión presentan técnicamente condiciones paritarias para hombres y mujeres.
Pero también expone que “al menos en el área de la historia, en la práctica de las mujeres se espera que siempre privilegien su responsabilidad en casa, con sus hijos, su hogar y su pareja, en una esfera que se sigue considerando privada y sin participación de la sociedad, a pesar de que no es así”.

Agrega: “Tenemos entonces mujeres que buscan espacios de investigación y desarrollo profesional, pero se ven limitadas porque se dedican en mayor medida a la crianza, el cuidado del hogar y la atención de sus parejas”.
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