Pie de Foto
Cuando lo conocí y escribí su historia, lo llamé “El coleccionista de balas”. Su chaleco blindado era un museo que hacía honor a los enfrentamientos que llevaba en su haber como integrante de los grupos de autodefensa, civiles que se levantaron en armas el 24 de febrero del 2013 en Michoacán, ante el asedio – asfixiante y potencialmente letal – de Los Caballeros Templarios.
Entre la tela que cubría las placas de acero de aquel chaleco negro, este gatillero traía una veintena de casquillos útiles de diversos calibres, incluidos para rifles automáticos tipo AK-47 y fusiles Barret, un arma capaz de derribar objetivos aéreos y penetrar, como si fuera mantequilla, cualquier objeto blindado. El alcance efectivo de esas armas, utilizadas en la guerra, es de hasta 1.5 kilómetros, y una cadencia de disparo del que difícilmente escapa su presa.
Cada proyectil coleccionado representaba un tiroteo, de varios que los autodefensas libraron contra los templarios en la amplia región de la Tierra Caliente, y que dejaron cientos de muertos en dos años de hostilidades. En esa guerra, las autodefensas tomaron el control de 36 municipios donde el narco había impuesto, por años, su ley.
Para lograrlo, se hicieron de un arsenal capaz de hacer frente a un grupo criminal que llevaba una década de dominio territorial y que no solamente había expulsado al Cártel del Golfo – con su brazo armado Los Zetas -, sino que mantuvo a raya al poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación, que fundó el nativo de Aguililla, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
Por eso, el coleccionista de balas gustaba de presumir el museo que llevaba en el torso y alardear sobre la cantidad de rivales que eliminó en el campo de batalla, una batalla que, en los hechos, pasó de ser entre sicarios y una población civil rebelde, a entre sicarios y gatilleros que se mezclaron con las autodefensas.
El poder armamentista que acopiaron, quedó incluso registrado cuando el gobierno convenció a las autodefensas, en el año 2014, de reportar ante el Ejército qué armas traían, sus calibres, marcas y modelos, bajo la promesa (complicidad) de no decomisárselas y permitirles, con ellas, ir a la caza de templarios. La mayoría eran de uso exclusivo de las fuerzas armadas.
Por eso, no hay punto de comparación con las kuarichas, como se le conoce al modelo de policías que ha comenzado a cobrar relevancia en las comunidades indígenas que cuentan con autogobierno, con elementos que provienen de la población civil y deben llevar el visto bueno de los habitantes y pasar las pruebas de nivel de confianza establecidas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Es un modelo que, desde el 2022, cuenta con reconocimiento en las leyes estatales.
Claro, esos ingredientes no son infalibles. No son garantía de que las kuarichas estén blindadas ante la infiltración de grupos criminales, pero en su punto de arranque están regulados y regidos por un marco jurídico y una estrategia de seguridad también con reconocimiento y articulación gubernamental. No son grupos paramilitares ni les permiten tener en sus filas a un coleccionista de balas con licencia para matar.
Es un modelo policial más alineado a la Ronda Comunitaria que opera desde el año 2010 en Cherán, cuando en ese pueblo decidieron expulsar a partidos políticos, eliminar las campañas y establecer su propio gobierno, donde sus autoridades son electas a mano alzada en asambleas de barrio. Podría decir que Cherán es la inspiración de las kuarichas o rondas que hoy vemos en expansión.
Ojalá que, en los hechos, ese esquema de seguridad resulte eficaz y efectivo. De nada servirá si su operatividad no incide en la reducción de delitos, principalmente los de alto impacto. Y ahí, el reto no es menor. Tan solo un dato: Michoacán cerró el 2022 como el subcampeón en asesinatos, solo por debajo de Guanajuato, el estado más incendiado de todo el país.
Cintillo
¿Qué tendrá Lagunillas para que no pocos políticos hayan caído ahí, seducidos por la oferta que les permitió adquirir amplias extensiones de tierra? El aseguramiento del rancho del priista Valentín Rodríguez, podría comenzar a arrojar respuestas.