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Esfera Pública

Cualquier torneo deportivo implica esfuerzo, destreza, entrenamiento y mucho más, sobre todo, si son competiciones de alto rendimiento, esto no es ningún secreto. Y el mundial de futbol, no es la excepción.

Jugarlo como Selección representa un premio al esfuerzo, pero también un compromiso que va más allá de una visión de corto plazo, que sea individual, amateur o una visión meramente emocional del deporte como tal.

La manera de mirar al futbol, de leerlo, de saborearlo, puede hacerse de dos maneras y ninguna de las dos es incorrecta: se puede mirar solamente a través de emociones y sentimientos o, se puede apreciar leyendo sobre este deporte, mirando juegos, preguntando, escuchando, sumando, multiplicando o restando resultados.

La primera forma es para apasionados que no desean ver más allá de las vísceras que se activan en cada partido o torneo; la segunda forma es para aquellos que disfrutan de observar tácticas, esquemas, parados dentro de la cancha, despliegues, los suplentes, las debilidades y fortalezas propias o ajenas en el equipo de interés.

Usted decide cómo le gusta ver y entender el futbol, aunque es tan subjetivo, que nunca habrá coincidencias plenas, por eso insisto en que no hay maneras incorrectas de leer este deporte.

Sin embargo, también creo que se pueden encontrar riqueza en los matices del análisis o visiones. Por eso es que hoy decidí escribir del Mundial de Futbol Qatar 2022, el cual fue ganado por la selección de Argentina, o la “Scaloneta” como le llaman a esta Selección en honor a su técnico Lionel Scaloni.

Para mí, Argentina ganó muy bien, pero se conjugaron diversas cosas para que pudiera ganar. No solamente fue el tener a Messi en la cancha. No, y aquí hay una primera cosa que observé en Argentina:

El papel del liderazgo, dentro y fuera de la cancha fue clave. Hay que recordar que las personas enérgicas, ambiciosas y capaces siempre son una ventaja, pero no lo son todo. Messi es un talento singular, pero ahora ejerció un liderazgo maduro y jugó con un equipo bien articulado y motivado. Eso sin duda pesó.

En alguna ocasión lo dijo Michael Jordan: “El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Así de simple. Messi llegó maduro en lo mental y justo en su aspecto físico, para ser el motor táctico y emocional dentro del campo de juego.

Sus piernas no fueron las de “antes”, quien le ha seguido su carrera lo sabrá reconocer, pero su mente, pasión y experiencia llegaron a tope; llegaron como debían llegar para ser campeón del mundo.

Scaloni fue otro gran factor que ayudó al triunfo. Un técnico joven que fue jugador internacional y de la propia selección de Argentina, llegó con la experiencia suficiente para entender este deporte y saberlo plantear, pero con la inexperiencia necesaria para no marearse por ego y verse en la necesidad de conformar un gran equipo técnico que le ayudó al triunfo. Él no dirigió solo, desde el utilero hasta la cúspide, integraron un gran equipo de trabajo.

Otro factor fueron los jugadores. Venían muy embalados, muy motivados y jugando juntos desde un par de años atrás, tiempo en el cual ganaron a Brasil la Copa América en el estadio Maracana (Sugiero ver la mini serie de Netflix “Sean eternos: Campeones de América”).

Es decir, la Scaloneta venía jugando, articulándose y motivándose por lo menos un par de años antes del mundial, lo cual les dio fuelle y el temple necesario para encarar la copa mundial.

Y otro gran factor fue su afición, la cual es singular. Como nunca se vieron los estadios llenos de argentinos. Eso parece sencillo, pero no lo es, y sólo significa una cosa: Scaloni, Lio Messi y todo el grupo, lograron transmitir a la afición mística e ilusión. ¿Esto pesa? Sin duda, y el resultado lo demuestra.

Por último, debo decir que vi todos los partidos de Argentina para analizar su desempeño. ¿Qué vi? Que en cada juego iban mejorando, poco a poco, pero también aprecié sus debilidades y una de ellas fue que no lograban mantener las ventajas en el marcador. En más de una ocasión que iban ganando, se echaron para atrás y no resistieron la presión para terminar siendo empatados.

Así les sucedió en la final, sin embargo, aquí aparecieron otros dos grandes factores que jugaron a su favor: Sin duda, el arquero fue impresionante en los penaltis, y los jugadores, fueron no menos impresionantes en los cobros de penaltis. Cuando llevas jugadores así, llevas ventajas.

Creo que habrá muchísimas personas más que sabrán leer mejor que yo el futbol. Sólo ofrezco lo que vi y lo que pienso de esta selección de Argentina que he admirado desde que descubrí a Maradona un año antes del mundial México 1986.

Desde ese entonces y hasta ahora, ha sido mi selección favorita. La he llorado y la he disfrutado; la he insultado y la he aplaudido, y hoy, le agradezco regresarme la felicidad después de 36 años. Por esto que digo, hay quienes me han dicho antipatriota, sin embargo, entiendo lo que me dicen y nunca responderé.

Mi cariño y mi respeto estará con mi país, México. Pero en un deporte como el soccer, mi corazón y mente están con Argentina. ¿Por qué? Ahora responderé como dice la canción de moda en el mundo entero: “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”; No te lo puedo explicar, porque no vas a entender…

El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.

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