Transformando

Medio tiempo o una pausa, por lo menos para los mexicanos, tal parece que ese es el efecto que genera el Mundial de Futbol Qatar 2022, aunque seguramente en algunos otros países también existirá este periodo de anestesia.

Y como lo escribió en la antigua Roma, el poeta Juvenal, “Panem et Circenses”, que la conocemos como “Pan y Circo”, por cierto, muy bien aplicada por el emperador Julio César, alimentando y entreteniendo a su pueblo.

El circo mundialista nos alcanzó de lleno el pasado martes 22 de noviembre a las 10 de la mañana, donde gran parte de Tirios y Troyanos, amarillos, azules, morenos, güeros, naranjas, verdes, bicolor, tricolor, deslavados y sin color, nos paralizamos en torno a una nueva esperanza, el primer partido de nuestra selección mexicana.

Por unas horas existió una realidad alterna, de otros datos, de la esperanza, de que la selección de todos, ganara su partido de debut en el mundial en contra de la Selección de Polonia.

Hasta los reporteros de la Mañanera se guardaron sus preguntas para otro día, porque la nota realmente importante era correr a ver el partido de la selección mexicana.

Durante 2 horas no tuvimos noticieros, analistas, comentaristas, reporteros o políticos tratando de convencernos de que estamos bien, o mal.

Un par de horas en los que no nos importó que Trump amenazara con volver a ser candidato a la Presidencia de nuestro vecino del norte, o la guerra en Ucrania y los misiles que cayeron en Polonia, acercándonos cada vez más a una escalada en la guerra.

Tampoco pensamos en esas dos horas, en la marcha, la contramarcha, o la archirecontramarcha que podría seguir, nos olvidamos de los vuelos del AIFA, de la inundación de la refinería, o los árboles que se han devastado para que pase el tren.

Durante ese tiempo, la mayoría se convirtió en el Tata Martino y gritábamos a la televisión nuestras estrategias con la esperanza de que los jugadores las escucharan y aplicaran.

Durante ese periodo de tiempo volvimos a ser un solo México, donde frente a una pantalla de televisión no había fifís, neoliberales o chairos, frente a la televisión había mexicanos, con un corazón verde y con amor a nuestra selección.

Aunque el hubiera no existe, pensemos en la posibilidad de que, en el debut, nuestra selección “hubiera” terminado con el triunfo, seguramente, sin acarreos, sin convocatorias, de manera espontánea, pero en forma masiva, se hubieran llenado las principales calles de todos los estados de nuestra república, dicha espontaneidad, seguramente desatando la envidia de “algunos”.

Pero como todo lo bueno también acaba, con el silbatazo final, también regresamos a nuestra realidad, se nos terminó el objetivo común y retomamos los problemas y pendientes que nos estaban esperando y que únicamente nos dieron tregua durante un par de horas.

Ojalá aprendamos que cuando hay un objetivo en común, podemos sentarnos en la misma mesa, sin ofendernos por no tener los mismos pensamientos, respetando nuestras diferencias, un objetivo claro que hoy es defender en paz nuestra libertad y democracia.

Por cierto, diputados federales, tomen nota de la importancia de que, en los partidos de futbol, exista un árbitro independiente y autónomo, que marque las violaciones al reglamento, los fueras de lugar, las faltas, midiendo el tiempo y haciendo que se respete, con la autoridad para revisar las jugadas y sancionar al equipo infractor, en México ese árbitro hoy, es el INE.

Insisto ¡Es tiempo de los ciudadanos!, que respetan las decisiones del árbitro.

Abelardo Pérez Estrada
@abeperez
Empresario, analista, Expresidente CANACINTRA

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