Morelia, Michoacán
La noche de este jueves, la crisis estalló en la casa hogar Soledad Gutiérrez de Figaredo, pero hoy la sociedad se ha demostrado a sí misma que hay más buenas personas dispuestas a hacer lo necesario para evitar que los niños, especialmente los más vulnerables, sufran.
Un mensaje comenzó a circular ppr las redes sociales y los grupos de mensajería instantánea, donde se advertía que esa noche 40 pequeños de entre cuatro y 12 años de edad atendidos en la casa hogar, solo tenían té para merendar.
“Honestamente, no sé quién hizo circular el mensaje. Yo no lo redacté, pero alguien empezó la cadena de auxilio y vimos una respuesta inmediata, donde la gente se volcó en las redes sociales y en físico con donativos para ayudar a nuestros niños”, expuso el presidente del patronato de la casa hogar Soledad Gutiérrez de Figaredo, Saúl Chávez Figaredo.
Detalló que la casa hogar ha vivido una crisis desde la pandemia por la pérdida de bienhechores que brindaban ayuda en especie o efectivo, lo que llevó a reducir a la mitad la población de pequeños atendidos.
“Se nos complicaron las cosas, tuvimos un déficit económico mensual importante y se nos retiraron ayudas, despensas, leche, hasta que llegamos a un punto de quiebre ayer jueves”, refirió.
Por 84 años, la institución ha cuidado de la niñez más desprotegida y esa fecha ella misma enfrentó la desprotección, que en breve de tornaría en ayuda, y es que al poco de circular el SOS, la casa hogar comenzó a recibir donativos, pequeñas contribuciones de personas que se desprendían de lo que no les sobraba para que los infantes tuvieran qué cenar y apoyos de mayor cuantía, incluso de dependencias públicas y empresas.
La derrama de la solidaridad fue tal que no sólo se logró superar la emergencia, sino que se ha logrado garantizar la alimentación de los niños por algunas semanas y compartir los donativos con otras instituciones que también necesitan de la empatía de la gente.
“Estamos muy contentos y muy agradecidos con Dios y con la gente buena de Morelia, porque nunca imaginamos una respuesta tan pronta y tan grande, y el mensaje número uno que hemos recibido es que la gente no quiere ver sufrir a los niños y está dispuesta a hacer lo que sea necesario por ello”, expresó Saúl Chávez.
Cuidar a los más vulnerables es una labor donde no hay una victoria final, ya que cada triunfo es el preludio de la siguiente batalla por conseguir los fondos necesarios para mantener los servicios de las instituciones:
“La casa hogar tiene necesidades todo el año, a veces gente que quiere ayudar, nos ve y trae ropa, juguetes o dulces, pero eso no es lo que se ocupa, sino alimentos, productos de higiene y cuidado personal y el pago de nómina y servicios”, señaló.
Con una trayectoria de 84 años y un gasto mensual estimado en al menos 120 mil pesos mensuales, la casa hogar Soledad Gutiérrez de Figaredo sabe que “lo más difícil de conseguir es el apoyo en efectivo”.
“Afortunadamente, lo que pasó es un examen que, creo, hemos superado y esta aprobación nos la dan quienes nos están ayudando, quienes validan que nuestros esfuerzos por cuidar el prestigio de la casa hogar y hacer buen nuestra labor han resultado”, agregó Chavez Figaredo.
La casa hogar está registrada ante la Junta de Asistencia Privada (JAP), la Secretaría de Educación en el Estado (SEE) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP); atiende ahora a 40 niños y niñas de cuatro a 12 años, y podría tener más si contará con recursos humanos y materiales suficientes.
Los pequeños resguardados son todos vulnerables, procedentes de familias disfuncionales, con padres en reclusión o con adicciones, en abandono o en situación de pobreza, por lo que acuden de lunes a viernes para recibir educación primaria y alimentos, así como ayuda psicológica, ya que ellos han padecido abuso, carencias y violencia.
Aseveró que casa ayuda recibida se agradece, pero aunque la emergencia ha pasado, “los niños comen todos los días, los gastos no se detienen y las dependencias no tienen misericordia, lo más que me esperan con el pago de la luz son dos días, y ya con la amenaza de corte”.
Por tanto, la necesidad de ayuda persiste, de parte de los gobiernos, las empresas, las organizaciones y las escuelas, sino quienes hizo un llamado para colaborar, sabiendo que “el peso que nos aportan esta seguro y llegará a quienes lo necesitan”.
Incluso cuentan con emisión de deducibles de impuestos por donativos, para que quienes decidan ayudar por esta vía tengan la satisfacción de apoyar y el beneficio de aligerar su carga fiscal.
“Esto no para, pero la buena noticia que henos tenido es que la gente en Morelia no está dispuesta a permitir que los niños sufran y quieren ayudar”, reiteró.