Fotos: Fátima Paz

Morelia, Michoacán

En el panteón de Tzurumútaro, municipio de Pátzcuaro, la población se prepara para recibir a sus fieles difuntos. Entre frutas, copal, pétalos de cempaxúchitl, velas, pan, figuras de azúcar, cerveza y los alimentos de la tarde, las familias se afanan en el arreglo de las 600 tumbas que se localizan en el camposanto.

La tradición se conserva con el corazón, ese que late con la sangre de los ancestros cuya visita se aguarda, pero “no estamos peleados con las modas de otros lugares”, como lo confirman las calacas de papel y colores que coexisten con los elementos de mayor arraigo.

Se espera que este recinto reciba hasta 200 mil visitantes durante la temporada de la Noche de Muertos, mencionó el jefe de Tenencia de Tzurumútaro, Freddy Gaona.

Luego de las restricciones impuestas por la pandemia de covid, que todavía alcanzaron la conmemoración de la Noche de Ánimas en 2021, hay más libertades y también lecciones qué aprender.

A pesar de las afectaciones ocasionadas por la suspensión de las actividades económicas y sociales, así como de la movilidad, recordar y honrar a los difuntos es una labor necesaria y fundamental en Tzurumútaro, que ocupa a sus habitantes desde el 30 de octubre.

Sobre las tumbas se extiende el naranja del cempaxúchitl que habrá de indicar a las ánimas el camino de regreso a su hogar para celebrar el abrazo anual con sus familias, las cuales ya las esperan con amor.

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