Acueducto
1.- En los tiempos de la paraestatal Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (Sicartsa), situada en el puerto michoacano de Lázaro Cárdenas, en los tiempos en que no se disipaba el sueño del General Lázaro Cárdenas del Río, de convertir a la región en el cuarto polo de desarrollo del país, arribó por mar, desde el yate Britannia, la reina de Inglaterra, Isabel II.
2.- Sí, hace más de 39 años, en febrero de 1983, tocó tierra lazarocardenense junto con su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Una visita nada casual, menos coincidente, pues el Reino Unido, junto con Italia, Canadá, Alemania y Francia, entre otros países, participaba con tecnología de punta en el equipamiento de la segunda etapa de Sicartsa.
3.- Horas, minutos antes, la locura imperaba en los cuatro puntos cardinales de la siderúrgica, las instalaciones eran un búnker. En la espera, el gobernador de ese entonces, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al igual que el alcalde del momento, Rafael Melgoza Radillo; ambos, mostraban, si, un rostro duro, pero con dejos de casi plácido, de casi tierno.
4.- Llegó al puerto, el de mayor calado del país, a la gran acería del Pacífico mexicano; ella tenía ese mundo a sus pies. En el placeo por la enorme factoría, siempre saludaba, siempre sonriente, siempre con un paso lerdo, dejando una estela de suspiros y no menos halos de una adelantada nostalgia, sobre todo en las mujeres que extasiadas la miraban, casi sin envidia.
5.- Yo, a lo lejos, a tres, cuatro metros de distancia, desde una valla, en donde una línea no delineada, acotaba siquiera percibir aún más a profundidad su exquisito aroma; desde ahí, la veía deambular con un porte, con una elegancia y con una sencillez hasta entonces inimaginable; y, sin embargo, a veces, ni de reojo nos veía del todo.